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Reseña | Vanitas no Carte – Capítulo 7

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Esta reseña sobre Vanitas no Carte contiene spoilers. Si no has visto el capítulo, te recomendamos hacerlo y después regresar a leer la reseña.
Vanitas, Noé, Domi, Luca y Jeanne hablan de acontecimientos recientes mientras toman el té. Sin embargo, Luca exige a Vanitas una disculpa a Jeanne por el beso de su encuentro anterior y este provoca un alboroto mayor al confesar que Jeanne bebió su sangre el día del baile. Para no llevar la broma más lejos, Vanitas suaviza el hecho y miente sobre el motivo por el que la vampiresa perdió el juicio. Esta, avergonzada, se lleva a Vanitas por la ventana para hablar con él, causando una mayor confusión. En la discusión que mantienen Jeanne y Vanitas, este le pone dos condiciones para guardar su secreto, ya que esta podría estar infectada con “malnomen”. La primera es que solo beba sangre de él y la segunda que lo llame por su nombre. Noé los sigue, pero Dominique lo alcanza para preguntarle qué le sucede.
De regreso, los cinco se cruzan con un salón de baile. Domi baila con Jeanne en la calle y Noé le pregunta a Vanitas si quiere aprender con él. Mientras bailan, Noé le pregunta qué es el amor. Al día siguiente, el vampiro se prepara para visitar a Lord Ruthven, miembro del senado e importantísima figura para mediar la paz en la guerra entre vampiros y humanos.
Vanitas no Carte despliega emociones sutiles y una aparente ausencia de acción en su séptimo episodio. Sin embargo, esas apariencias engañan, porque cualquiera puede intuir la enorme importancia que tendrá este capítulo para el desarrollo de eventos posteriores. “Femme fatale” es un episodio dedicado a sugerir los sentimientos cruzados de los protagonistas cuando todavía están latentes en la gran mayoría de ellos.
La puesta en escena ha sido muy buena. Ha consistido en jugar con las sugerencias para crear arcos románticos muy complejos, muy ambiguos. Especialmente magistral ha sido el caso de Noé Archiviste, que no solo no es consciente de sus sentimientos, sino que nos contagia a los espectadores y al final del episodio no sabemos qué pasa por cabeza. Tampoco nos queda claro qué es lo que interpreta Dominique sobre él. En líneas generales, advertimos que el capítulo está construido con numerosos actos gestuales, miradas y reacciones que sugieren un par de enredos en un ambiente de cristales luminosos y una música absolutamente hecha a la medida de ello. La sensualidad y la lujuria también están presentes y los diálogos mezclan un erotismo delicado con los sentimientos románticos.
“Femme fatale” es el término para definir a la mujer del Romanticismo que arrastra a las pasiones más intensas y oscuras, la que es arrolladora y atrevida. Es un título que no se ajusta a ningún personaje en concreto, sino que flota y toma raíces en todos ellos en realidad. Lo cierto es que dos son los arquetipos fundamentales de mujer en lo que conocemos como Romanticismo decimonónico (estética de la que somos herederos): la mujer ángel y la femme fatale. Jeanne y Dominique son, en realidad una mezcla de ambas. Si Jeanne aparenta pureza, tiene un lado pasional; si Dominique de Sade encarna a la mujer dominante, tiene una lado tierno. Y esto se aplica también a Noé y Vanitas.
A continuación, vamos a exponer por extenso las ideas del análisis anterior en cuanto a las relaciones interpersonales de los personajes principales. En la estructura circular del episodio, el baile nocturno ocupa el eje central de la narrativa y es el momento más importante para recolectar las pistas diseminadas durante todo el capítulo:
En esta entrega de Vanitas no Carte, la carencia de acción se debe al trabajo de las relaciones interpersonales entre los personajes más importantes de la trama. Aunque no lo aparente, es un capítulo muy importante porque sugiere mucha información que, ahora en estado latente, se desarrollará a posteriori. La puesta en escena es magistral, porque usa las miradas, las reacciones y los diálogos breves para crear romance, tensión y dudas.
Aunque aproximadamente casi todos los personajes tienen sus emociones definidas, en el centro de la vorágine está Noé, confuso y confundidor. Un momento dice que le duele el pecho y siente agonía al ver a Vanitas marcado por Jeanne, al otro está tomando la sangre de Dominique y admitiendo que el sabor de su sangre es el mejor. Dominique suspira y le recuerda lo simple y tonto que puede llegar a ser cuando de emociones se trata.
De día soy profe de lengua, la noche y los findes me convierto en cazadora de aliens y friki consumada. De la generación Digimon.