Reseñas
Los pequeños brotes que se sembraron antes, comienzan a dar sus frutos. Lo que empezó con una pequeña ayuda a la compañera de banco pasó a ser una amistad creciente, que ya sobrepasa el limite de un romance. Finalmente, Mie Ai se dio cuenta de que Kaede Komura, alguien quien siempre la apoyó desde que se conocieron, es su persona especial.
“No importa cuántas veces te metas en problemas”
Pero no hay que adelantarse, pues todo el episodio se centra en el viaje escolar, desde la formación de los grupos hasta las repercusiones que este tuvo, no solo para los protagonistas. Ya nos adelantan que este capítulo será importante con la incorporación del Opening, valga la redundancia, de entrada. Un recurso que no se utilizó hasta ahora.
Para empezar, se encuentran a los amigos de Kaede Komura y Mie Ai, quienes están al tanto de la relación tan cercana que tienen ambos. Esto deriva en que se forme un grupo para lo que será una visita escolar a un museo. Párrafo aparte para una secuencia que encuadra justamente a un partidario de cada lado, que nos anticipará un momento de cierta importancia más adelante.
Entre charlas, planes y demás, el tan esperado día llega, pero ocurre que Mie rompió sus lentes en el trayecto a la escuela, debido a que llegaba tarde por no pegar un ojo en toda la noche de la emoción. Un poco antes había llegado Komura, quien estaba en las mismas. No hay de que preocuparse, porque antes de dormir preparó un repuesto para la ocasión.
Lo anterior es una mentira o un factor más para determinar la torpeza de la protagonista, la cual no puso unos lentes verdaderos, sino unos con vidrio falso o sin aumento. Una compra impulsiva del pasado. Todo lo que le decían sobre que despilfarraba el dinero y era un poco tonta, era verdad.
Al no poder realizar las actividades y sentirse una carga para Komura, Mie termina por perderse en sus pensamientos y también de su grupo en la excursión. Sin embargo, es rápidamente encontraba por Kaede. Toca partir, no sin antes pasar un momento reflexivo y necesario. Ai se rompe finalmente, pues esa torpeza es una parte de sí misma que no le gusta.
Además de la alta dependencia que tiene para con Komura, el cual lejos de provocar una molestia, le parece “adorable”. El motivo es tan simple como que le gusta ser de ayuda a Mie, aunque es entendible que sus sentimientos van más allá y no tuvo el valor de decir todo lo que siente. Aún así, no parecía el lugar correcto para confesarse, donde lo más importante era consolar a su compañera.
En el viaje de regreso, Komura cree que Mie lo odia, ya que empezó a evitarlo luego de su encuentro. La realidad, y esto se intuye, es que solo está algo avergonzada en el buen sentido. En esa vuelta, ambas manos quedaron juntas.
Un punto que vale la pena remarcar es el apartado técnico. Las exposiciones del museo están hechas en 3D y no desentonan por ser piezas de metal. Del mismo modo, en una sección se puede ver claramente como es la vista de Mie sin sus lentes. Más a corta distancia, se da a entender de que sin ese par de cristales en su rostro, no es capaz de ver mucho. Detalles que suman.
Ojos que si ven…
Una vez retomadas las clases normales, Mie piensa sobre todo lo que sucedió anteriormente. En el proceso, se olvidó sus anteojos, pero esta vez lleva lentes de contacto. Una señal de que busca cambiar su forma de ser. El que si siente vergüenza ahora es Komura, ya que no deja de recordar las palabras que dijo durante el viaje.
Las dudas que Mie tenía comienzan a esclarecerse en el instante que nota a Asuka, una de sus amigas, que se enamoró de uno de los amigos de Komura. La escena anteriormente remarcada. Es ese mismo rostro el que le queda grabado en la mente, mientras piensa qué es ser especial para otra persona.
Al encontrarse a Komura en el pasillo, Mie siente la necesidad de verle la cara de cerca a su compañero. Ese mismo rostro le parece conocido. Entre felicidad y un no tan leve rubor, es que se da cuenta de lo que realmente siente por Kaede. Sin embargo, no va a decírselo. Todo lo contrario, recurre a una retirada estratégica.
Es en su regreso a casa que finalmente aclara sus pensamientos. Efectivamente, Komura es alguien especial a un grado que excede la amistad. Queda en falta saber si podrá decir las palabras necesarias o tal vez sea anticipada por esa otra mitad que tanto aprecia.
Nuevamente, el anime lo hace especialmente bien en los momentos claves. El acercamiento de rostros entre Mie y Komura está llevado de una gran manera. Desde el plano argumental, donde se prepara el terreno, hasta lo visual. El plano del ojo de Mie imbuido en los rayos del sol transmite anhelo por la persona que está en frente suyo. Una idea bien desarrollada como el episodio completo.