Reseñas
Los resultados del episodio anterior comienzan a notarse. Aquel final en donde Mie Ai entiende que Kaede Komura es alguien especial en su vida en la actualidad da los pasos necesarios. Es por esa misma razón que se la vez más proactiva y menos tímida. Como si una nueva faceta suya se haya liberado, pero todo quedará en Komura si su corazón podrá soportar ante semejante cambio.
Verte de cerca
La evolución de Mie se hace notar de entrada, lo que antes era un tímido Komura que compartía su libro con su compañera de banco, ahora resulta ser ella la que se acerca sonriente y de buen humor. Sin embargo, esta cercanía es vista por Someya, alguien que la serie intenta poner como una pseudo-rival, pero que no tendrá ese lugar. Un motor para la trama.
Un par de malentendidos se generan, con un beso mal visto desde la perspectiva de la chica recientemente nombrada y los protagonistas. Es algo que no dura demasiado, ya que alguien con mejor visión aclaró las dudas. Entre un falso resfrío de Komura y una persecución chismosa de Someya, quien tiene la idea de que está de novio con Mie, se da el paso a los celos.
Lo cierto es que Mie vio como Komura interactuaba seguidamente con Someya. Es luego de un accidente en la clase de gimnasia que Kaede y Ai aclaran la situación dentro de la enfermería, en donde todo se resume en una sesión de miradas. Esto ultimo comenzará a ser un hábito necesario o dicho de otra forma, una manera de coquetear voluntaria o involuntaria, según quien lo vea.
Los próximos segmentos se limitan a temas relacionados con el cabello de Mie, en la que el primero es uno sencillo sobre esa vez que se le atascó el pelo en una taquilla y el segundo tiene algo más de contenido. Ai en su fase liberada pide a Komura que le arregle el pelo, algo que este hace con total cuidado, no sin antes dejar una indirecta que su compañero no entenderá. Cosas de la edad.
Un secreto en un día de lluvia
Un día de lluvia toca en los preparativos para el festival cultural. Komura ayuda al pegar carteles, mientras que Mie trata de darle una mano. Aunque al juntar su torpeza natural con su falta de lentes cotidiana, no puede hacer demasiado. Si bien, podría ayudar a sus amigas con unos recortes, esta prefiere estar con su compañero. El motivo, se hace cada vez más obvio.
A todo esto, al trabajar con tinta, este se le queda en los dedos, y por más que se los haya limpiado, un poco restaba por salir. No es algo al aire. Komura al quedarse sin pegamento, decide ir por más. Detrás suyo y sin que la llamen, aparece Mie que solamente quería ir con él. Ni más, ni menos.
Ya en el salón a oscuras, suceden varios hechos remarcables. Partamos con la base de que Mie está completamente desatada, es muy diferente a la que apareció en el comienzo del anime. Hay que dejar de lado un factor como es el de los dobles sentidos que le echan en cara al espectador. Son evidentes, pero solo se habla de este pequeño juego de mirarse que hay entre ambos personajes.
Finalmente, los chicos vuelven al salón como si nada. Azuma, el no-rival de Komura, se acerca a este para decirle que tiene la cara manchada de tinta, mismo liquido que quedó en los dedos de Mie anteriormente. Es un pequeño secreto que solo saben los involucrados, un jocoso observador y el propio espectador, aunque no todos saben la verdad.