Reseña | Dr. Stone: Stone Wars – Capítulos 5 y 6

Esta reseña sobre Dr. Stone contiene spoilers. Si no has visto el capítulo, te recomendamos hacerlo y después regresar a leer la reseña.

Capítulo 5: “Steam gorilla”

Dr. Stone estrena su quinta emisión con una comparación de fuerzas entre la máquina de vapor y Magma, ganando esta primera. El arquetipo básico del automóvil está hecho, pero todavía deben probarlo y hacerle mejoras, comenzando por las ruedas. Estas son recubiertas con tejido de bambú, imitando las ruedas sin aire de los prototipos de la NASA.

Una vez están preparados, los ancianos deciden no acompañarles en el viaje para facilitar el viaje y la próxima batalla. En el camino, Senku llega a la conclusión de que deben parar y reconvertir el auto en un tanque. Para ello, crea papel cociendo hierbas en hidróxido de sodio, crea un escudo con estructura de madera y lo refuerza con plástico sin solidificar. El resultado es un material muy flexible y resistente, fibra de carbono. Sin embargo, el tanque es de un solo uso, un ataque frontal para liberar a Chrome, cuya ubicación es descubierta por Suika en una incursión.

En su celda, Chrome descubre que Tsukasa ha dispuesto trampas. Este sabe que Senku podría crear una máquina de vapor en cualquier momento. El joven “cienticero” toma la decisión de escapar por su cuenta para advertir del peligro a sus compañeros.

Análisis: Ciencia y determinación

Dr, Stone crea una narrativa intensa y perfecta en su quinto capítulo. Todo el episodio gira en torno al avance del Reino de la Ciencia y las mejoras científicas del automóvil, que acaba transformado en tanque. Por otro lado, los últimos minutos nos regalan la enorme determinación de Chrome, que rompe el esquema narrativo esperado y decide salvarse a sí mismo y a los demás.

En la tónica de la serie, y con tantos elementos ya comentados en anteriores reseñas de la primera temporada, vamos a detenernos en la belleza y la importancia de algunos momentos:

• Las escenas de la marcha del Reino de la Ciencia son particularmente bellas y están plagadas de metáforas y sugerencias. Con las nieves prácticamente derretidas, la primavera y la explosión floral acompañan a las primeras pruebas de la máquina de vapor. A lo hora de partir, avanzan con la bandera de la ciencia y se suceden unas escenas magníficas en las que una golondrina se dirige al Imperio de Tsukasa. La golondrina es el ave con la que comenzó la revolución científica de Senku, aquella con la que descubrió la fórmula para renacer de la piedra.
• De nuevo, en el lado enemigo tenemos a los personajes carismáticos como Tsukasa, que adivina la capacidad de Senku de crear un motor a vapor; frente a los enemigos de relleno, en los que se abusa demasiado del dibujo repetido, pues todos son hombres musculosos de poco cerebro y peinados punkies.
• Cabe destacar, a estas alturas de la trama, los fuertes lazos de confianza y trabajo en equipo de la aldea Ishigami. Ello permite que las mejoras tecnológicas y las ideas fluyan como la seda, y cada uno de ellos tiene claro el valor que aporta los demás. Los lazos emocionales crean también un clima de afecto y protección entre los habitantes del Reino de la Ciencia. Así, sus interrelaciones nos hacen ver una especie de gran familia.

Capítulo 6: “Prison Break”

Dr. Stone abre un nuevo capítulo que dedica a la fuga de Chrome de la prisión de bambú donde el ejército de Tsukasa lo ha retenido. Sus captores lo toman por un salvaje de la edad de piedra, y Chrome usa esto a su favor para tener espacio e idear una estrategia. En un primer intento, finge que necesita ir al baño y recolecta hierbas y materiales a su alrededor. Sin embargo, no parecen útiles, ya que no puede provocar un fuego con ramas tan pequeñas.

De pronto, un individuo aprovecha las sombras para deslizarle una de las baterías que llevaba. Con ella, decide imitar a Senku para crear un ácido corrosivo que disuelva las cuerdas que sostienen los barrotes. Como necesita una solución salina, recolecta su propio sudor, al que somete a una descarga con la batería. El plan funciona y logra huir gracias a su atención al terreno y el factor sorpresa. You, un antiguo policía, va tras él hasta acorralarlo. Entonces, Chrome vomita sangre, le dice que tiene neumonía y lo infecta lanzándosela. El enemigo se horroriza y Chrome escapa.

En el campamento, Chrome aparece y les desvela a todos cómo ha escapado. También les confiesa que lo que vomitó eran unas hierbas.

Análisis: Chrome, el “cienticero”

La sexta entrega de Dr. Stone vuelca todo el protagonismo en Chrome, de la aldea Ishigami. A camino entre el científico y el hechicero, él mismo acuña la expresión de “usuario de la ciencia”, que se ha dado en traducir- muy acertadamente en mi opinión- como “cientícero” o “cienticero”.

Posiblemente, Chrome es uno de los personajes que tienen más fe en Senku, (si no el que más). No obstante, la admiración es mutua, ya que nuestro protagonista lo proyecta como un compañero, un alter ego suyo de la nueva edad de piedra y, sobre todo, la constatación de que la ciencia es inherente al ser humano y jamás desaparecerá. Chrome es genuino, es el hombre curioso que rompe las normas y desea conocer, la primera piedra en el camino de la civilización. Por lo tanto, la existencia de este precientífico echa por tierra la utopía de Tsukasa, ya que, desde cero, siempre resurgirá la ciencia.

En este sentido, Senku siente que no es imprescindible y sabe que Chrome tiene la habilidad para aprender y aportar; jamás subestimaría a su compañero de laboratorio. Sin embargo, el enemigo lo menosprecia y lo relega al mito del buen salvaje. En un acto de total prepotencia, los renacidos de la piedra pretenden vivir una era sin civilización, pero a la vez, desde su mentalidad del siglo XXI, se ríen de Chrome. Esta supina ignorancia es un arma que el personaje explota a su favor, y al final, sabe hacer ciencia, estrategia y teatro.

Yo y otros aspectos del capítulo

Tal y como vaticinamos en reseñas anteriores, la explosión de nuevos personajes va a enriquecer el mundo de Dr. Stone progresivamente. Hoy por hoy, el manga sigue un interesante camino en el que no cesa la aparición de personajes carismáticos con dones importantes que aportar al Reino de la Ciencia.

En este capítulo, conocemos a Yo, un expolicía que no casa con los métodos civilizados y encuentra el lugar idóneo en el mundo de piedra. Su personalidad irascible y su sentido de la justicia, tan puro como torcido, resultan bastante consistentes. Al contrario que otros tantos personajes atrapados por la bondad, la inocencia o los ideales, o de personajes como Hyoga, que son sencillamente malvados, Yo tiene la originalidad de estar mentalmente desequilibrado.

En cuanto al enfoque narrativo del episodio, ya va asomando la sensación de que ralentizan la trama. Era, por otra parte, inevitable. Esta segunda temporada es más una necesidad de cerrar el arco de la guerra con Tsukasa que una verdadera continuación de la historia del manga. (Y, realmente, no se entiende la decisión).

A modo de conclusión

Dr. Stone da paso a la primavera, al paisaje floral y el verde tras el invierno blanco. Con la máquina de vapor, el Reino de la Ciencia avanza a territorio enemigo para rescatar a Chrome. Sin embargo, es el propio “cienticero” quien toma la decisión de fugarse y salvar de una trampa a sus compañeros.

Sin duda, se trata de uno de los grandes momentos de Chrome. En él, demuestra que la enorme confianza que Senku ha depositado en él puede, incluso, superar sus expectativas. Muy lejos de ser la princesa que ha de ser rescatada, o el buen salvaje del que se ríen los renacidos del siglo XXI, Chrome combina todas sus habilidades y demuestra ser un auténtico “usuario de la ciencia”.