Reseñas
[bloques texto=’¡Advertencia! Esta reseña sobre Fruits Basket capítulo trece contiene spoilers. Si aún no has visto el episodio, te recomiendo que vayas a checarlo y después regreses a leer la reseña.’]
¡¿Cómo has estado, mi hermanito!?
La llegada de un visitante a casa de Shigure crea caos. Ayame, el hermano mayor de Yuki, hace su aparición y con él trae nuevos dolores de cabeza para su joven hermanito. A pesar de su extravagante actitud, Ayame es un adulto responsable cuyo único objetivo en esta visita es acercarse a su hermanito. Sin embargo la gran diferencia de edades y el trato especial que Yuki recibió de niño, han hecho que su relación no sea cercana, pero eso es algo que Ayame intenta reparar. Aunque los métodos empleados no son convencionales y quizá no tienen el efecto buscado, pese a ello Yuki despierta una cierta admiración por su hermano; ya que él es capaz de admirar abiertamente a quien posee lo que él carece.
Cuando miramos hacia atrás
Después de tanto esperar, finalmente hace su aparición uno de mis personajes favoritos: Ayame. Con todo y su extravagante forma de ser, él es quizá uno de los personajes más maduros dentro de esta historia. Sin embargo, y como bien apunta, esa madurez no es algo que se obtiene de un momento a otro. Se trata del producto de la experiencia, pero además incluye la aceptación y el aprendizaje. Una persona puede experimentar muchas vivencias a lo largo de su vida, pero si no hace de ellas lecciones y aprende de sus errores, estas nunca se volverán fuente de su madurez. Ayame ha aprendido a voltear hacia su pasado y tomar aquello que desea enmendar. A esto él no lo llama arrepentimiento, sino que es más bien un lamento. No es que se arrepienta de sus acciones, solo lamenta no haberlo hecho mejor.
Al crecer descubrimos que hay una fina diferencia entre el arrepentimiento y la lamentación. Mientras que el arrepentimiento es un sentimiento de pesar por aquello que hicimos o no, muchas veces vinculado a la vergüenza. La lamentación, por su parte, es más bien un sentimiento de pena, un recordatorio de que hicimos las cosas de forma errada, pero eso es algo que descubrimos con el tiempo. El arrepentimiento puede ser inmediato, la lamentación requiere tiempo. Ayame tuvo que dejar pasar tiempo para que al ver hacia su pasado comprendiera que hay cosas que pudo hacer de diferente modo. Aunque es una lástima vivir de lamentos, y eso es algo que Touru le hace ver. Es bueno aceptar nuestras fallas pero eso no implica olvidar nuestro yo que nos ha traído hasta donde estamos. La forma en que Ayame conecte con Yuki, será a través del tiempo y la comprensión.
Lo bueno de él
Ya arriba explique algunos puntos acerca de la madurez de Ayame, sin embargo estos solo versan en la experiencia y en las lecciones aprendidas. Pero no, Ayame no es solo un personaje maduro por ser capaz de aprender de su pasado. De hecho, el mayor rasgo de madures que este posee es su capacidad de aceptación. Ayame se acepta a sí mismo, hasta el grado de parecer alguien egocéntrico, esto no sería algo tan increíble si no fuera por el hecho de que es capaz de aceptar también sus carencias e incluso reconocerlas en alguien más. Admirar a alguien que posee aquello que tú anhelas no es un asunto precisamente sencillo. Esta es una acción que requiere madures y temple, porque la envidia y el odio son sentimientos más sencillos que la admiración y la cordialidad. Elegir cultivar su amistad con Hatori, es el rasgo que más amo de Ayame.
En este punto de la historia para nadie es un secreto la razón de la “rivalidad” que hay entre Yuki y Kyou, sobre todo por parte de Yuki, los sentimientos de Kyou aún tienen más contexto que hace falta conocer. En fin, Yuki ha demostrado albergar un gran cumulo de celos y envidia hacia Kyou, todo a raíz de su propio enfrentamiento con aquello que le hace falta. Él ve en Kyou características que anhela para sí mismo, pero lejos de mostrar abiertamente su admiración opta por volverla irritación hacia su ‘primo’. La fuente de su irritación es la incapacidad que tiene Kyou de ver sus propios atributos, esto realmente frustra a Yuki. Al englobar esto se vuelve evidente porque al final Yuki siente admiración por Ayame. Y eso es porque él hace de forma natural lo que él no logra: cultivar sanamente su anhelo.
Comentario final
Fruits Basket capitulo trece es todo un festival al buen humor, lo justo después de un momento tan tenso como lo fue la aparición de Akito. La llegada de Ayame fue un refrescante respiro para el drama que implico ese reencuentro de Yuki con el cabeza de familia. Es innegable que las historias de juventud del buen Ayame consiguen dibujar una sonrisa en cualquiera. Además es hermoso ver al trio de “mejores amigos de por vida” al fin reunidos. La dinámica entre estos tres es perfecta, Aya y Gure son un dúo cómico imparable mientras que Haa-san es el ancla que los mantiene en tierra.
No voy a cerrar esto sin decir que mi lado fangirl vio la luz con este episodio. El divertido bromance entre Ayame y Shigure es algo que me fascina. Sin embargo lo que realmente esperaba era aquella anécdota del distrito rojo y como Ayame se declaraba Uke enfrente de compañeros, maestros y padres de familia. En serio que Ayame es un personaje que adoro ver, siempre tiene alguna ocurrencia nueva que alegra mi existencia.
Finalmente, les cuento que el siguiente capítulo ya no estará a cargo de Miyu Hikari, yo tomare las riendas a partir de ahora en solitario. Ahora sí, díganme: ¿Qué les ha parecido este episodio? ¿Qué piensan de la extrovertida personalidad de Ayame? En este punto de sus vidas ¿creen tener más arrepentimientos o lamentos? Siguiendo el ejemplo de Aya, si tuvieran que elegir ¿qué serian: Uke o Seme? Yo elegiría Seme, seria refrescante conocer el otro extremo y dar en lugar de recibir.