Reseñas
Los avances entre Kaede Komura y Mie Ai han sido demasiado notorios en este episodio, al demostrarse la intima confianza que se tienen entre ambos. Aún en plena lejanía, se sentirán juntos e inclusive al estar juntos, estarán mucho más cerca.
Como si estuvieras aquí
En un repaso rápido de como comienza, los primeros dos segmentos son muy breves, en donde el primero trata sobre como Komura y Mie se ven así mismos, ahora en forma de dibujos que se harán el uno del otro. Y el segundo pone a prueba a los ojos de Ai y al corazón de Kaede.
El que se llevaría gran parte del episodio, tiene a Komura con los lentes que Mie se olvidó en clases, y de la cual se los quedará durante todo un fin de semana. No se los va a llevar en secreto, sino que pedirá permiso a su dueña para tenerlos en resguardo por unos días.
Lo curioso es que se plantea inicialmente como si hubiera hecho un acto pervertido, de los típicos que se pueden ver en animes cercanos al ecchi. Con esto mismo juega durante este momento, por más que solo sean unos simples lentes.
Las malas pasadas le jugarán a Komura, o no. Mientras está en su habitación, deja los anteojos de Mie en uno de los muebles detrás suyo. Sin embargo, se imaginará constantemente que ella está ahí. Además de que luchará consigo mismo para no ponérselos, con un margen de cuidado que roza la exageración y la comedia. A lo sumo los limpiará como si se tratara de la joya más valiosa del mundo.
Es hasta que Mie, quien tiene unos lentes de repuesto que no le quedan nada mal, llama a su compañero para preguntar si sus anteojos principales se “están portando bien”. Casi como se refiriera a un hijo, pero rápidamente se cambia esa dinámica a como si Ai estuviera en la habitación de Komura. Es debido a esto que el pobre chico no pudo pegar un ojo durante todo el fin de semana.
Solo este inherente juego tan dinámico, con algún que otro doble sentido de por medio, dieron una buena variedad entre el par de personajes principales. Como Komura deja volar su imaginación da unas buenas dosis de risas, mientras que Mie mantiene su torpe amabilidad que acaramela el momento.
Un surtido de emociones
Lo que restan son una series de eventos con una Mie mucho más demostrativa con Komura. Desde caerle encima (por accidente), hasta darle un masaje de hombros para que se sienta mejor y el ultimo que trae un poco más de contenido.
Durante un día cualquiera luego de clases, Komura se queda dormido. Es hasta que llega una intrigada Mie para aprovecharse de la situación. Entre probar si Kaede sigue en sueños, Ai toma su mano para entrelazarla. Un rastro de vergüenza y jugueteo entran en disputa, pero lastimosamente el protagonista dormilón despierta antes de que ambas manos se unan.
Ante tal momento vergonzoso, en la que Komura no sabe como reaccionar ante semejante hecho, Mie solo exclama que su hasta ahora amigo también puede mimarla de la misma manera. Aunque este responde que no se exceda y ahí termina todo.
Esta vez resultó en un episodio que se pasa demasiado rápido con este par en uno de sus picos máximos. No obstante, algunas cuestiones con la dirección pueden llevar a confundir. Si se pestañea de más, no te vas a dar cuenta de que la acción transcurre en días diferentes. Son unos pequeños detalles los que te dan una idea de que cada acontecimiento se da en planos de tiempo separados.
Una jugada riesgosa para cualquier anime que intente abarcar la mayor cantidad de mini-historias que compongan a su material de origen, en este caso el manga. De todas formas, “Sukimega” dejó atrás las polémicas o de plano ni le importó, para mostrar la vida diaria de un chica olvidadiza y su atento compañero de banco. Aún queda más de la mitad de serie por ver y lo que viene promete.