Reseñas
Esta vez hubo una serie de historias cortas que no tuvieron mucha conexión la una de la otra. Sin embargo, es una demostración de como Komura Kaede y Mie Ai se acercaron a lo largo de este cuarto de serie. Algunos encuentros casuales fuera y dentro de la escuela darán a entender que la situación va por buen camino.
La primera interacción se da antes del opening, en donde este par tan parejo se encontrará en la maquina expendedora. La mala elección de Mie no será sorpresa para Komura. Caso contrario al resultado del encuentro, mismo que abre la oportunidad para que el protagonista tome un beso indirecto.
Pasada la apertura, Komura y Mie coinciden de camino a la escuela, pues ambos estarían tarde. Como es de costumbre, Ai no lleva sus lentes, por lo que confunde a Kaede con un extraño. Es al llegar a un cruce que la protagonista se le escapa cuán necesario se volvió su contraparte masculina en este ultimo tiempo.
Ni pesado, ni extenso
La cercanía ente ambos se nota cada vez más en este segmento. Resulta que Mie se lastimó torpemente y es Azuma, el “rival” de Komura, quien propone que este la lleve a la enfermería. El contacto entre ambos abre paso una serie de comentarios sobre el peso de Ai, cosa que a Kaede poco le importa. La cuestión es que ella termina por subirse a una balanza y lo demás es secreto.
El trío anterior nombrado vuelve otra vez, en donde la problemática es parecida. Solamente se cambia el peso de Mie por la altura de Komura, ya que este no pudo ayudarla cuando esta quiso poner un cartel que estaba algo elevado. Nuevamente, la resolución determinada es que no importa el aspecto que tenga el otro.
El puro azul ennoblece mi corazón
La sección que le sigue no tiene mucho para destacar. Solo un malentendido de Komura que vio lágrimas en los ojos de Mie. Verdaderamente es el que continúa, el que da más juego de todos. En principio parte con una Mie que se siente excluida al no ver una nube en forma de corazón. Este hecho causa un pequeño revuelo en plena clase.
Sin embargo, Komura nota tanto el paisaje de afuera como el triste rostro de Mie. Es mucho más tarde, que Kaede envía una foto de aquella nube a Ai en forma de mensaje de texto. Al final, una sonrisa termina por ser suficiente para cerrar este sketch. Una lastima que el protagonista no pudo verla, pero lo cortés no quita lo valiente.
Para reafirmar esta necesidad que comenzó a formarse alrededor de estos dos chicos, llega una compañera de clase de ambos, quien encontró los lentes de Mie. Komura los toma y se marea por el aumento, aunque termina por recaer en el famoso “kabedon” sobre la desconocida.
Sorpresivamente, Ai pasaba por ahí y los ve, sin ironizar, algo que no le gusta al punto de apartar a Kaede. Una escena de celos, en una clara señal de que es más que un amigo, en este momento.
Los últimos dos momentos solo ratifican cuan unidos se volvieron ambas mitades. La primera en forma de un acercamiento de bancos en clase y la segunda una nueva cita, que no es cita, donde Komura y Mie van por lentes nuevas para la chica que siempre se lo olvida.
A simple vista
La conclusión que se llega en este cuarto de serie es que la progresión que hay entre Komura y Mie, Mie y Komura, es lenta, pero segura. Atrás quedaron algunas cuestiones técnicas que pusieron el foco a la adaptación de la obra de Koume Fujichika por parte del estudio de animación GoHands. Por costumbre o porque a esta altura es imposible que cambie.
En la presentación se disponen de segmentos breves que hacen que el capítulo sea muy ligero. No son independientes uno del otro. La sensación de avance entre los personajes principales se nota a simple vista y es disfrutable verlos a ambos.
Aunque es verdad, que algunas veces pareciera ser repetitivo esto de que “La chica que me gusta olvidó sus lentes”. Se nota un esfuerzo para que esa formula no sea tan reiterativa. Solamente habrá que ver si esto dura en lo que resta de emisión.
La banda sonora sigue sin presentar grandes piezas y el ending es muy saltable. No obstante, el opening con sus visuales recicladas de una fracción del primer episodio, da la suficiente talla para meterse entre los mejores de la temporada.