Reseñas
Esta reseña sobre Hanyo no Yashahime: Sengoku Otogizoushi contiene spoilers. Si no has visto el capítulo, te recomendamos hacerlo y después regresar a leer la reseña.
Capítulo 1: “Inuyasha: desde entonces”
Hanyo no Yashahime: Sengoku Otogizoushi nos cuenta en su primera entrega una aventura crucial de Inuyasha y compañía que repercutirá en los eventos de la nueva saga.
En el presente, Towa Higurashi es una chica medio demonio que ha sido capturada por un noble. Este y su sirviente quieren saber sobre el futuro, porque están convencidos que la joven viajó a través del tiempo. Para persuadirla, el sirviente le cuenta cómo una sacerdotisa llamada Kagome, también viajera del tiempo, derrotó junto al semidemonio Inuyasha al demonio “Cabeza de Raíz”. En la historia, aparece todo el elenco de personajes de la saga anterior y sabemos algo más de sus vidas tras la destrucción de la perla de Shikon. Sin embargo, una de las raíces del demonio escapa.
De vuelta al presente, irrumpen Moroha y Setsuna, dos chicas semidemonio que viajan con Towa. Vencen a todos los guardias y Moroha huele al sirviente, reconociéndolo enseguida. Es un ayakashi enemigo, Yotsume, que escapa transformado en búho.
Inuyasha, ahondando en el origen
Todavía, al escuchar el inicio de una vieja sintonía – “I want to change the world…“- el corazón me tiembla como una hoja. Por ello, abordar estas reseñas con la distancia habitual me va a ser imposible. No podré usar el plural de cortesía y difícilmente la tercera persona, porque Inuyasha se enredó en mi adolescencia y es una serie con un hondo significado.
Ahora disponible en Netflix, aquellos que la vimos en esa etapa entre el niño y el adulto, cuando tantas ideas y emociones despiertan, crecimos aprendiendo con todos sus personajes sobre el rencor, el amor, el dolor y la superación personal. Para mí, son tardes de inolvidable encanto, con la miel de los capítulos diarios en los labios, despertando mis ganas de soñar, mi pasión por las buenas historias, mi fantasía. Inuyasha me enseñó a amar profundamente la ficción, me ayudó a entender mi personalidad y a enriquecer el mundo de los sentimientos.
También se lleva el mérito de acercar a toda una generación al universo de los yokais (los demonios del folklore japonés) y la Edad Media japonesa con una concepción original. A riesgo de que me cocinen viva los amantes de Ranma½, es la mejor obra de Rumiko Takahashi, sin lugar a dudas.
Es un proyecto vital, porque recoge todas las escenas de la vida. Tan pronto surge el humor del siglo XXI como te introduce en la crudeza de aquella época. La violencia humana de los nobles codiciosos y los bandidos se mezcla con el miedo a los seres sobrenaturales y la pobreza de los campesinos. Las fronteras entre la historia y la mitología se rompen y crean un escenario único.
También, en las fronteras del tiempo y lo fantástico, surge y vibra el amor, flota a través de la tragedia y el odio, crea personajes complejos y maravillosos. (Kikyo sola daría para un análisis de libro).
Adentrarnos en el universo de Inuyasha
La animación presume de una banda sonora espectacular, y divide la historia, por circunstancias diversas, en dos etapas a cargo del estudio Sunrise. La clásica, con 167 episodios, y un añadido final de 26 capítulos para dar cierre a la historia (Inuyasha Kanketsu Hen). Cuenta además con 4 películas muy logradas.
De acuerdo a las exigencias de la época, notaremos el relleno y la lentitud en el avance de la historia en la versión clásica. Mientras, en los capítulos de 2009, por el contrario, algunos pecan de rapidez; si bien, los gráficos mejoran y da un final soberbio a la saga, más fiel al manga. A pesar de las faltas, y acostumbrados a formatos modernos, si somos pacientes, la historia se enredará en nosotros… Y será, desde luego, esencial, para captar el encanto de Hanyo no Yashahime: Sengoku Otogizoushi.
El cuento de los padres y el legado de las hijas
Partimos de un cuento a otro que ha optado por ser digno fruto de su predecesor. Rumiko Takahashi diseñó los personajes, un hecho determinante que ha dado sus frutos. Aunque es demasiado pronto para asegurar el éxito de la nueva saga, el primer capítulo es más que satisfactorio.
El planteamiento es impecable. El marco narrativo ha escogido un in medias res (la historia ya está empezada); en mi opinión, la mejor elección dada la trama. Así, la historia nos quiere contar que estas tres chicas semidemonio están destinadas a formar un grupo de aventuras singular y entrañable. Desde el principio, se nos familiariza con la camaradería y la alegría del grupo.
Por otro lado, este primer episodio es una declaración de intenciones: Hanyo no Yashahime será el cuento singular de las hijas de nuestros queridos héroes, y a la vez que plasma su huella, rinde homenaje a su herencia. Así, el mimo en el diseño de la nueva era es evidente, sin cortar por ello las raíces del clásico.
¿Por qué contar más sobre Inuyasha?
En cuerpo y alma, Hanyo no Yashahime acepta que es el legado de Inuyasha. De momento, ha logrado un equilibrio entre lo original y la saga anterior que es de alabar. En cuerpo, continúa la banda sonora original, hace guiños constantes al formato anterior e ilusiona a los fans con simples detalles (como la simpática escena de entrada con la bicicleta).
En alma, nos cuenta en su primera entrega el origen de la saga y nos acerca una vez más a la vida de los personajes de Inuyasha tras la derrota de Naraku. Creo que narrar más de la serie anterior es un punto de inflexión polémico, por mucho que se pretenda explicar el origen del problema. Personalmente, lo acepto como un regalo a los fans, pero también como un deseo de conectar ambas series desde el principio.
La nostalgia es un juego poderoso, las hijas de Sango y Miroku son preciosas, ¡me he alegrado hasta de volver a ver a Jaken! y se comentan ideas interesantes. Ahora bien, la insistencia en el tópico de Kikyo solo puede tener de excusa el presentarnos su papel en la serie anterior. Es un ciclo cerrado que retoman sin motivos reales, pero al menos, sirve para subrayar la confianza y el crecimiento de Kagome. Además, es capaz de aguantar un capítulo entero sin gritar cientos de veces “¡Inuyasha!” y acierta con todas las flechas, se agradece el cambio.
En definitiva, se trata de un capítulo de presentación de la nueva era y de repaso general a toda la historia anterior; un regalo para los fans, un resumen para los despistados.
Otras claves de Hanyo no Yashahime
Comienzan las aventuras de tres princesas humanas y demonios a un tiempo, dos hermanas y una tercera, prima de estas. Mientras, las fanáticas de Sesshomaru nos tiramos de los pelos con la duda de si es Rin o no la madre (la verdad es que hay algunas lagunas sobre el transcurso del tiempo entre las dos historias y no se va a resolver hasta que no avance Hanyo no Yashahime).
En pocos trazos de contenido y diseño, puedo adivinar la genial caracterización de las tres protagonistas: Moroha es el vivo carácter de su padre, así lo es Setsuna también con Sesshomaru. Sin embargo, Towa me parece original en su carácter y diseño. Tengo la intuición de que será el personaje más complejo y logrado de la nueva saga.
Por último, Sunrise parece haber dedicado cariño y esfuerzo por lograr una estética y unos dibujos bastante buenos, sin romper con el trazo de Rumiko Takahashi. El opening y el ending son también de un trabajo notable, y conservan el espíritu del clásico. De hecho, el ending tiene una sucesión de imágenes muy buenas, con fondos que representan el carácter de cada una de ellas.
A modo de conclusión
A todos aquellos que no están inmersos en el universo de Inuyasha, los animo a conocer con paciencia y cariño un anime que marcó a toda una generación y que aportó tantísimo a la historia del manga y el anime. Merece la pena y es la intención de Hanyo no Yashahime: Sengoku no Otogizoushi, no desligarse de su herencia.
A pesar del conflicto abierto entre los fans acerca de este nuevo cuento, la primera entrega nos deja con intriga y un buen sabor. Hay un magnífico planteamiento y una puesta en escena donde congenia la dualidad entre las raíces de Inuyasha y la trama original.
Si bien el primer capítulo parece una extensión en su mayor parte de la historia de Inuyasha y puede generar opiniones diversas, lo veo un acierto. Es un cariñoso guiño a los fans, una explicación del origen remoto y un resumen para despistados. Seamos pacientes, porque la segunda entrega promete no dejarnos indiferentes. (¡Me subo por las paredes de intriga!)