Reseñas
Esta reseña sobre Golden Kamuy 3 contiene spoilers. Si no has visto el capítulo, te recomendamos hacerlo y después regresar a leer la reseña.
Capítulo 3: Igogusa
Asirpa y compañía están siguiendo los rastros de Wik, el padre de Asirpa, mientras que Kiroranke busca ganarse la confianza de la pequeña ainu. En Abashiri, el comandante Tsurumi trata de animar y sacar a Nikaido de su estado. El grupo de Sugimoto se despide de Gansoku y Tukishima lo amenaza con asesinarlo si vuelve a Japón, esto también va dirigido a Sugimoto si se vuelve a poner en estado de locura, mientras que en la mente del sargento los recuerdos de las peripecias de un amor que jamás fue son recordadas, sin saber que un plan maestro se tejió a sus espaldas.
Opinión del capítulo
Por fin vi parte de la esencia de este gran anime, en el cual en un solo capítulo (y quizá eliminando algunas partes del manga) se logra contar una historia profunda que podría ser una obra por sí sola. El que nos traigan los recuerdos de Tsukishima, he de suponer, no será gratuito y tendrá que ver con ciertas acciones futuras, quizá se entere de lo que hizo Tsurumi o quizá eso sirva contra Sugimoto. El orden del capítulo me parece bueno, pues aunque se detiene y no avanza mucho, a la vez nos da información precisa como lo de que Asirpa es la clave para encontrar el oro, luego nos muestran a Tsurumi, quien tendrá relevancia en la última parte. Es increíble de como de un humor casi absurdo pueden pasar a ser muy serios.
Asirpa y compañía
Kiroranke es el que está de líder y guía del grupo, ganándose la confianza de Asirpa, ya que él conoce las tradiciones ainu y porque también fue amigo de su padre. Pero sus intenciones son más oscuras, quieren que Asirpa termine revelando la clave para encontrar el oro, el mapa no significa nada sin esa llave y Asirpa es la llave. Juegan con ella diciéndole que van tras las pistas de su padre, cuando realmente la utilizan y se desharán de ella cuando ya no sea útil. Supongo que mantendrán a Shiraishi porque tiene el tatuaje y porque es alguien en quien Asirpa confía, y puede ser útil en algunas cosas.
Las peripecias de un amor que jamás fue
En el frío blanco, Tsukishimi recuerda sus momentos de calidez oscura, pues debe tolerar el desamor de un padre que no ama y la imposibilidad momentánea de estar con su amada. Tsukishima a de cumplir sus deberes en la guerra y promete regresar, pero ese sería el último adiós, pues en retorno todos lo daban por muerto, encontrándose con la desgracia del suicidio de la única mujer que dice su nombre. La buscó desesperadamente y no la encontró, desahogando su furia con el único culpable, su padre, quien esparció el rumor de su muerte.
La vida de Tsukishimi se muestra trágica y Egogusa era la única que lo mantenía en tierra, el único motivo para seguir. Eso es duro y tan real que nosotros podemos empatizar, a pesar de ser una desgracia. ¿Quién no lloró un amor?, y, ¿acaso no sería peor perderlo sabiendo que nunca más existirá?
Un plan maestro
Resignado Tsukishima acepta su sentencia, pero Tsurumi le da la esperanza de vida al decirle que la vio, habló y que le dio algo para entregárselo a él, la marca inconfundible de su cabello que tanto gustaba. Aprende ruso y va a la guerra, pero se entera de la verdad, Egogusa sí estaba muerta, confronta al comandante y en esa escaramuza los rusos bombardean haciendo que Tsurumi pierda parte del cráneo frontal, pero ganando un aliado de por vida, pues se ganó su persona bajo una red de mentiras, aunque lo libro de la carga de ser hijo de su padre.
Siendo sincero, en esta parte ya no sé qué es real y qué fue cuento de Tsurumi. Solo puedo decir que el comandante siempre se mostró como alguien muy inteligente y capaz, un loco iluminado y en esta parte da cuenta de su capacidad de convencimiento. Tsurumi tiene el don de la palabra y de la salvación, siendo un buen líder mesiánico.
Para culminar solo diré: un excelente capítulo, donde nos damos cuenta que el mundo es pequeño, pues Sugimoto hizo acto de presencia en el atentado, salvando a Tsurumi y a Tsukishimi, pero llorando a su amigo. Son lágrimas de macho.