Reseñas
¡Advertencia! Esta reseña sobre Fruits Basket 2 capítulo veintiuno contiene spoilers. Si aún no has visto el episodio, te recomiendo que vayas a checarlo y después regreses a leer la reseña.
“Hubo, definitivamente”
Fruits Basket 2 capítulo veintiuno inicia con los recuerdos de la infancia de Yuki. Por ser la rata, Yuki se convirtió en el compañero de juego de Akito. Creció aislado y constantemente atormentado por Akito. En su mayor momento de vulnerabilidad se encontró con Tohru, sin saber que era ella, después de ayudarla a volver a su casa pudo sentirse útil y necesitado, que era lo que quería. De vuelta al presente, Yuki finalmente se abre ante Kakeru y le cuenta lo difícil que fue vivir en la obscuridad y lo aliviado que se sintió cuando Tohru reapareció en su vida. Finalmente expresa su “lamentable” secreto, él ve a Honda como una figura materna.
La obscuridad de Yuki
La maldición de los Souma ha marcado a todos de distinta manera, y esta ocasión nos sumergimos en los recuerdos de Yuki. Una de las figuras más apreciadas dentro del zodiaco es la rata, la razón de ello es porque según la leyenda fue el primero en llegar al banquete y así se volvió el más cercano a Dios. Siguiendo esta premisa, Yuki fue llevado ante Akito, cabeza del clan y personificación de “Dios”, como estaba predicho fue acogido como un favorito por Akito. Lo interesante de esto es como el vínculo resuena, la mente del pequeño Yuki se nublo en pensamientos contradictorios. No olvidemos que la maldición no es algo grato, pero al mismo tiempo nació como algo bueno, de ahí las contradicciones.
El tiempo de Yuki como un “favorito” inicio sin mayor problema, Akito no nació siendo la persona que nosotros hemos conocido. En los recuerdos de Yuki, inicialmente Akito era alguien frágil y llorón, alguien que constantemente necesitaba de consuelo. Sin embargo algo cambio, fue tan repentino que no hubo forma de preverlo, la locura se apodero de Akito y el declive de la estabilidad emocional inicio para todos. El cambio de actitud de Akito trajo consigo terribles consecuencias para Yuki, al ser alguien cercano se volvió una víctima del abuso de la cabeza del clan. El precio de la cercanía a Dios fue el aislamiento y la indiferencia. Aunque fue algo que él no pidió, Yuki se volvió una víctima de su condición, acallaron su voz e ignoraron deliberadamente sus gritos de ayuda.
Las personas que más debieron cuidarlo le dieron la espalda, su único “amigo” no paraba de recordarle su inutilidad, día tras día debía escuchar palabras de odio y miseria. Desde un principio le arrebataron su identidad, le llenaron de etiquetas y le impidieron expresar su verdadero ser. Es lamentable pero Yuki de verdad creció en un mundo de obscuridad. Completamente aislado, vulnerable y constantemente atormentado con palabras llenas de odio, esos son los recuerdos que inundan la infancia de Yuki. Pero pese a todo, su verdadera raíz nunca se marchito, aunque si se ocultó por un tiempo.
Lo que más anhelaba
Antes lo dije, Yuki creció en una obscuridad abrumadora pero eso no logro marchitar su verdadera raíz. Esta raíz de la que hablo es la esperanza, un sentimiento que Yuki jamás pudo olvidar y que ocultándose en su corazón continuo creciendo dentro de él. Es gratificante observar que a pesar de las tenues circunstancias, Yuki constantemente se negaba a rendirse. Su primer punto de quiebre llego en su infancia, sin entender por completo sus propias emociones escapo del estado Souma y así es como se encontró por primera vez con Tohru. Fue un encuentro intrascendente, o al menos se supone que fuera así, sin embargo ese momento se volvió trascendental por el sentimiento que nació ahí.
Después de ser constantemente menospreciado y calumniado, Yuki sentía completamente destrozada su razón de vivir. No encontraba una razón para seguir, pero había demasiadas para dejar de pelear. El daño más grande a su corazón fue el creerse una existencia inútil, que su sola presencia dañaba a los demás. Es por ello que su pequeño encuentro con Tohru pudo reavivar la esperanza de su corazón. Porque aun sin conocerla, ella deposito su confianza en él, y al mismo tiempo él pudo responder a esa confianza. Yuki necesitaba sentirse útil y necesitado, quería una prueba de que su existencia no solo traía dolor. Poder ayudar a Tohru fue la prueba que necesitaba, con ello en su corazón reavivo la esperanza.
A partir de ese encuentro y esa confirmación de su propia valía, Yuki firmo en su corazón un sentimiento de esperanza. Él comprendió que el mudo no era un lugar obscuro, pero tampoco era uno bañado en luz. Lo que hace de este mundo algo maravilloso es la posibilidad, todo es posible si creemos en ello y no dejamos de buscarlo. Ese día la esperanza enraizó en el corazón de Yuki, aunque la obscuridad volvió a alcanzarlo y consiguió hacerlo envolverse en un caparazón, esa esperanza nunca murió. La mejor prueba de ello es que nunca dejo de buscar aquello que más añoraba, esa calidez producto de saberse aceptado y amado.
Existe otra cosa que su corazón anhela, la compañía y la comprensión de sus iguales. Debido a las circunstancias de ser la rata, Yuki prácticamente creció aislado del resto de zodiacos. Esto trajo consigo el anhelo por la compañía, una que no podía simplemente buscar porque no dejaban de repetirle lo odiado que era por esos compañeros. Ese anhelo creció especialmente hacia Kyo, quizás por ser el gato pero Yuki se sintió inmediatamente fascinado por él. Las circunstancias de ambos crearon una brecha difícil de atravesar y el anhelo al final se volvió envidia. Ojo aquí, la envidia no solo es por parte de Yuki pero eso ya será algo que veremos más tarde. Como sea, Yuki continuo observando a Kyo y alimentando su deseo, idealmente él solo quería que fueran amigos que estuvieran juntos, pero ese deseo se torció y ahora están en la condición que están.
“… como una madre”
Pues bien, finalmente hemos alcanzado el mayor punto de quiebre en esta historia. Conocer los sentimientos de Yuki es el primer paso para reconocer su verdadero crecimiento, ya no hablamos de ponerse en pie o dar un paso adelante, hablamos de un crecimiento real. Con esta confesión finalmente podemos despedirnos del Yuki incapaz de aceptarse. Una de las cosas que Yuki siempre estuvo arrastrando es su propia debilidad, él simplemente no podía aceptar su propio “yo”.
En parte esto se debe a que nunca tuvo la oportunidad real de desarrollar este “yo”, al menos así fue hasta que conoció y se involucró con Honda Tohru. Precisamente es esto es donde nacen los sentimientos de Yuki, ya que fue ella quien le dio un lugar en donde sentirse aceptado y amado, dejándole descubrir su verdadero “yo” en el proceso. Generalmente este papel es llenado por nuestros padres, pero como vimos, no es algo que los padres de Yuki hicieran por él.
Ya que fue Tohru quien cubrió esas carencias que su corazón añoraba, ella se volvió un idílico, el ideal de una madre. Esta imagen no es algo para presumir, o así es como lo ve Yuki, él oculto su sentir durante mucho tiempo porque le parece algo lamentable. Básicamente le parece así porque siente que le está faltando al respeto por dos cosas, en primera por no verla como mujer y en segunda porque está proyectando sus ideales en ella. Pero no hay mucho que hacer, es algo que se dio naturalmente.
En fin, les hable de un crecimiento real a partir de aquí por una sencilla razón, Yuki constantemente busca el consuelo de Tohru, porque sin importar qué, ella acepta su debilidad. Sin embargo esta vez es diferente, uno de los mayores pesos en su corazón no fue a descargarlo con ella para ser perdonado, sino que se abrió ante un amigo y ante él mismo. Esta vez no busco el perdón sin condiciones de Tohru, sino que enfrento su propia debilidad para perdonarse a sí mismo. Esto es para mí la mayor muestra de crecimiento en Yuki, él ha comenzado a desprenderse del cuidado de Tohru para pelear sus propias batallas.
Comentario final
Fruits Basket 2 capítulo veintiuno ha sido un episodio sumamente doloroso. Conocer el pasado de los zodiacos no trae más que dolor a nuestro corazón. Todos y cada uno de ellos han pasado por momentos llenos de dolor y pena, cada uno tiene sus propias cicatrices. No es, ni será, mi intención comparar el dolor de unos con otros. Considero que cada uno ha tenido sus propias cargas y a su manera cada una puede resultarnos más o menos dolorosa. Esta semana vimos el dolor con el que Yuki tuvo que crecer, y debo admitir que la escena en que rompe en llanto simplemente me partió el corazón.
Antes de cerrar esto tengo que decirles que estaba ansiosa por este capítulo. En mi opinión es el más grande punto de inflexión en el desarrollo de Yuki y confieso que es el momento que me hizo finalmente amarlo. Arriba ya exprese las razones por las que es el momento de mayor crecimiento de Yuki, y son esas razones por las que hasta este momento pude verdaderamente amar a Yuki.
Sin importar cuanto entendiera sus cargas y sus razones, simplemente no podía amar a un personaje que hacia todo lo posible por mentirse a sí mismo. Es por ello que, el que finalmente Yuki admita para sí mismo y para otro, que su corazón alberga amor pero no romántico, es maravilloso. Ahora solo le falta perdonarse, porque el amor es algo maravilloso y tiene formas distintas para todos. Yuki debe entender que el amor que siente por Tohru es natural y hermoso, no algo lamentable.
En fin, esta ha sido mi impresión de este capítulo, díganme: ¿Qué les ha parecido este episodio? ¿Qué tan destrozado quedo su corazón después de ver la infancia de Yuki? ¿Cuál es su opinión respecto a la indiferencia y los prejuicios de los adultos que rodean a los horóscopos? ¿Se esperaban esa confesión final de Yuki? El siguiente capítulo tendremos la conclusión de esta conversación entre Yuki y Kakeru, el avance de Yuki es maravilloso.