Reseñas
[bloques texto=’La siguiente reseña Dororo – Capítulo 5 contiene spoiler, si ya viste el capítulo por favor sigue leyendo, sino puedes verlo en cualquiera de las plataformas. Aviso, esta serie es algo gráfica, atractiva, curiosa y muy entretenida, te encantará seguir esta historia y recuperar las extremidades vendidas.’]
CAPÍTULO 5 “LA HISTORIA DE LA CANCIÓN DE MORIKO PARTE 1”
Un capitulo muy fuerte, muy explícito, muy doloroso, que se siente tan real y vivido. Te congelara las facciones y te dejara un mal sabor de boca hasta esperar el capítulo siguiente. La realidad es cruel y dura, el trabajo es arduo y desesperado, las costumbres caminos sin asfalto y la perdida va acompañada de varios significados. Sentirás nostalgia, alegría, más nostalgia, curiosidad, ira, horror, impresión y mucha preocupación.
OPINIÓN CAPÍTULO 5
Estar vivos nos permite tener varios privilegios en este mundo terrenal, mundo que viene cargado de aún más vida y esa vida la logramos percibir con lo más simple y bello que nos puede rodear y que quizás por la costumbre y los tiempos, ya no logramos apreciar. Intentemos entonces meternos en la piel de quien está sintiendo por primera vez en toda su vida y a la edad de 16 años, el sentido de la audición, que comparado con las otras partes de su cuerpo que han sido recuperadas en poco tiempo, han sabido quedarse en el olvido por el eco y millones de sonidos que entran y retumban dentro de Hyakkimaru. La comprensión sin duda alguna lo es todo para poder sobrellevar aquello que nos acongoja, nos perturba y hasta impide continuar con nuestra cotidianidad, por suerte y ventaja de Hyakkimaru, Dororo ha sido una total ancla y soporte para el que ahora es considerado su hermano mayor y que en estos momentos atraviesa por lo que sería lo más común de la existencia, pero que para él es, el sentido más impactante hasta ahora.
La sugestión del sonido en Hyakkimaru podría llegar a ser una desventaja inoportuna, que los demonios Ayakashis utilizarían para desequilibrar y acabar con quien está recuperando lo que por ellos ha sido robado. En este momento de debilidad, Dororo juega un papel muy importante como hermano menor, pues él logra ver lo que su hermano mayor no y captando la atención de este, logra guiarlo a la dirección donde su espada debe ser clavada. Pero la recurrencia y práctica hacen al maestro y esta nueva habilidad de combate y apoyo extra, deben ser guiados y preparados para futuros encuentros vitales. Y es por eso que el mejor para impartir está enseñanza y reavivar los dotes de Hyakkimaru, es nada más que el anciano Biwa Hoshi. En medio de la lucha interna de Hyakkimaru para recuperar sus miembros y acabar con los Ayakashis, se encuentra un país dividido y azotado por la guerra, que a solo unos metros de distancia, aparta la tranquilidad de nuestros andantes y la esperanza de Dororo, de encontrar una medicina adecuada para el dolor que acongoja a su hermano, una medicina que logre detener aquel retumbar fuerte de los sonidos, en unos tímpanos recién nacidos. Pero como bien ha dicho Biwa Hoshi, Hyakkimaru debe acostumbrarse al nuevo mundo que descubre ahora con otro sentido y tomar para ello el tiempo prudente que defiende su pequeño hermano Dororo.
Algunos sonidos se convierten en dulce miel, que atraen el total deseo de unos oídos hambrientos y deseosos de alimentarse con dulces tonos y notas, que eleven tus ansias de seguir viviendo. En esta hermoso sentido, Hyakkimaru tuvo la suerte de toparse con una hermosa voz cobijadora, que lo cubrió de calma y tranquilizo sus sentidos, pues aunque sus ojos no pueden lograr ve que aquella gentil voz que surge de una pura alma, es igualmente bien acompañado de un hermoso rostro. Esa hermosa chica con quien se ha topado nuestro embelesado Hyakkimaru, es Mio, una dulce chica que son su amabilidad y escasas atenciones, ha logrado brindarle un poco de tranquilidad y comodidad a los jóvenes hermanos y a un fuerte anciano. Pero para sorpresa de todos, los cuidados de Mio son principalmente brindados con amor, a unos pequeños niños huérfanos y heridos por la cruel guerra.
Destacando la nobleza y gentileza de las almas puras que rodean a Hyakkimaru, se encuentra encabezando la lista el pequeño Dororo, quien aún entre su astucia bellaca, guarda un afable sentir por quienes lo rodean. Es aquí donde Dororo descubre que entre las ruinas del hogar donde Mio vive, se refugian varios niños con múltiples discapacidades y al igual que él, se encuentran solos sin una madre o un padre. Pero las preocupaciones no se centran en los sentimientos y el pesar, pues la guerra acecha cual lobo en madriguera y aquellos niños junto con su cuidandero, no pueden convertirse en una fácil presa, la situación es simple… se debe huir de la guerra. Por otro lado se encuentran los señores de la guerra, o en este caso, el señor que ha propiciado y causado más daño del que había hace 16 años, ese hombre es Daigo, quien en estos momentos está cosechando las consecuencias del vil trato que hizo con los Ayakashis y la única testigo de toda esa locura es su esposa, la madre de Hyakkimaru.
Algunos trabajos son arduos y surgen de una gran necesidad, pero si se honra aquel ejercer con un fin noble, su proceder no será juzgado, pues solo resalta la bondad que hay detrás de aquel. Quizás si todos tuviésemos el don con el que cuenta Hyakkimaru, que aun cuando sus ojos no pueden ver el percibe más de lo visible y descubre lo que en realidad eres. Es así como él ve solo a una noble chica llamada Mio, que trabaja arduamente en las noches para regresar al día siguiente con alimentos y medicinas para aquellos que más lo necesitan y aunque su vergüenza está clara en todo esto, Hyakkimaru y Dororo, le hacen ver lo que solo a ellos les importa, su melodiosa voz, que es tan dulce como su corazón. Las buenas nuevas llegan y son tan realistas como la guerra, pues el anciano Biwa Hoshi ha encontrado un refugio perfecto para Mio y sus huérfanos, pero aquella hermosa tierra es poseída por un demonio y al parecer es uno con gran fuerza. Esto impulsa a Hyakkimaru y Biwa Hoshi a salir por su cacería, aun cuando nuestro guerrero principal presenta impedimentos físicos, pero si la motivación es todo el esfuerzo que necesitan, el impulso será fuerte y seguro.
Algo nos preocupa todos y es ver aquellas manchas rojas que vislumbran en el alma pura de Hyakkimaru como señal de alerta. Mientras que Mio se arriesgara a servir en ambos mandos atrayendo un peligro inminente, ha arrastrado sin saberlo a un comprometido e inocente Dororo con ansias de ayudar. Por otro lado y en el futuro hogar que han dispuesto para los huérfanos, se encuentra Hyakkimaru herido y el anciano Biwa Hoshi, iniciando la batalla contra aquel demonio escarabajo. Los horrores son claros y muy vivos en este capítulo, pues Dororo logro observar claramente el verdadero trabajo de Mio y Hyakkimaru aun cuando ha recuperado su voz al matar aquel demonio, ha perdido la única pierna que realmente le pertenecía.
Ahora dejando l palabrería refinada de un lado… ¡Pero que &%$#/! Dororo ve algo muy tétrico y Hyakkimaru pierde su única pierna real ¡Me lleva el chango de la ira y la desesperación! En fin… Espero les haya gustado esta reseña, aquí les dejo el link del capítulo anterior y sin más nos vemos en la próximo historia de Dororo.