Reseña | Deca-dence – Capítulo 6

Esta reseña sobre Deca-dence contiene spoilers. Si no has visto el capítulo, te recomendamos hacerlo y después regresar a leer la reseña.

Capítulo 6: “Radiator”

Deca-dence retoma una semana más su historia. Kaburagi no ha muerto, pero va a ser ejecutado muy pronto. En el último momento, el gerente de Solid Quake es interrumpido por órdenes superiores y lo manda a un programa de reinserción social.

El cyborg es enviado a una plataforma submarina donde los trabajadores defectuosos deben recoger las heces de “gadoll”, que se depositan en el fondo marino para reutilizar su energía. Allí, decide esforzarse por seguir vivo, pero sus compañeros no le dan esperanzas. Nadie regresa y, menos, logra escapar. Todo parece perdido hasta que su amigo de celda, Sarkozy, le confiesa que hay un enganche ilegal al juego. Kaburagi lo convence para que le presente a los jugadores, reuniéndose por sorpresa con sus antiguos amigos Donatello y Turkey. Ellos, sin embargo, no se alegran de verlo.

Debido al rencor, Kaburagi termina inmerso en una lucha a muerte con Donatello si quiere entrar en el juego. Durante la pelea, este último cae a los deshechos, pero Kaburagi lo salva y reconocen su mutuo aprecio. Antes de regresar a Deca-dence, le advierten que su avatar será otro. Entre tanto, Natsume está preocupada por la desaparición de su maestro.

Análisis: prisioneros y heces

Deca-dence alcanza en su sexta entrega una nueva etapa argumental. En ella, Kaburagi refuerza su rebeldía contra el sistema. En esta relación de oposición frontal, conocemos más a fondo cómo funciona Solid Quake, y, en consecuencia, nos da juego para un análisis más profundo de la realidad y la sociedad de los cyborgs.

Por otro lado, tras la enorme cortina de colores y emociones básicas de la serie, están quizás, hasta los más insignificantes detalles, hechos para sugerir símbolos. Un ejemplo de ello son los nombres de los personajes, especialmente los cyborgs, que nos hacen guiños culturales evidentes, como Donatello con ciertas tortugas de las artes marciales. Otra muestra es “Natsume”, cuyo “natsu” podría hacer referencia al verano y, con él, a su personalidad optimista, enérgica e intensa. Ahora bien, relacionar nombres y personalidad es una tendencia general en el anime y en la cultura oriental, son otras las sugerencias que enriquecen la trama con claves para su interpretación. La mayoría están ligados a Solid Quake, por lo que trataré de reseñar los más evidentes en el tema que nos ocupa hoy.

En este episodio, viajamos a las entrañas de Solid Quake, en una cárcel donde los prisioneros tratan de no ser aplastados por heces.

Solid Quake y los humanos

Deca-dence quiso invertir el orden de la fantasía y la realidad. Lo virtual tiene dominio sobre lo físico, y los humanos son propiedad de una corporación de cyborgs, tal vez al estilo de Matrix. Por lo tanto, el hombre vive el sueño de la famosa caverna de Platón, controlado y casi extinto en un entorno protegido porque, según la política de Solid Quake, no están capacitados para gobernarse a sí mismos. La historia habría probado que tienden a la autodestrucción.

En un entorno extremo, Solid Quake diseña misiones y un enemigo común, los “gadolls”, para que los humanos confraternicen entre ellos y no caigan en la falta de objetivos que otorgaría una excesiva libertad. Es decir, que en la fortaleza Deca-dence estamos siendo tutelados por nuestro bien y para que generemos beneficios a la empresa que nos posee. El libre albedrío no está permitido, es un error.

Solid Quake y sus cyborgs

¿Significaría eso que estamos al servicio de los cyborgs? Lo fascinante de esta historia es que los cyborgs tampoco poseen libre albedrío. La única diferencia entre ellos y los humanos es que saben que las misiones son historias escritas por Solid Quake.

Solid Quake diseña un mundo virtual amable e infantil y ejerce un mandato paternalista sobre los individuos. Es un contraste atrevido; si en su lugar tuviésemos androides esclavizados en túneles grises la crudeza sería más clara, pero menos retorcida y original. Y es que, si hay algo reseñable en el sistema y la política de la corporación cyborg, es la cruel negación del individuo.

Las campañas publicitarias, las ejecuciones y la fiesta multicolor son falsas imágenes. Lo real es una imposición donde es más importante existir como sociedad que como seres libres, y todo lo que salga de los límites es un error que eliminar. En el episodio de hoy, apreciamos el control de Solid Quake sobre el individuo hasta en los detalles más humillantes y extraños. La escena en la que introducen a la fuerza a los cyborgs el tubo de “oxicona” aparece dos veces para advertir al espectador que no existen parcelas de intimidad para los prisioneros. La analogía que pretende es evidente, desagradable.

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Solid Quake: utopía perversa

Estoy enamorada de la alegoría de Solid Quake, lo confieso. Las órdenes de la empresa vienen en voces funcionales y agradables, porque su mundo es estable y feliz. Se permiten ser éticos y maravillosos, conservan y cuidan al humano -una especie en peligro de extinción-, tienen ética ecologista con el procesamiento de las heces de los “gadolls”. ¡Pero es “correcto” que esas heces aplasten a uno o dos prisioneros en programas de reinserción que son, en realidad, campos de concentración de disidentes!

Solid Quake es una utopía perversa, y su mensaje es demasiado importante hoy, en mi opinión.

A modo de conclusión

En este sexto capítulo de Deca-dence, Kaburagi se esfuerza por vivir a la vez que se declara abiertamente rebelde. Ha sido un capítulo dedicado casi exclusivamente al mundo cyborg, y gracias a él, hemos podido indagar en las entrañas del sistema y la política de Solid Quake, una utopía perversa que suprime la voluntad de cyborgs y humanos.

Si la corporación es funcional y armónica, es el individuo disfuncional y herido, el error, el que limpia sus heces. Una alegoría que nos advierte pues, de los peligros de cualquier sistema que pretenda dirigir nuestros pensamientos.