China prohíbe animes sobre "derrocar al gobierno" y romances escolares
Un reporte revela que China está rechazando animes con tramas de rebelión y romances de secundaria.
La industria del anime se encuentra en una encrucijada crítica. Un extenso reporte de Mantan Web ha revelado que, mientras la popularidad global del medio explota, los estudios enfrentan una "tormenta perfecta": censura estricta en su mercado más lucrativo y costos de producción que se han salido de control.
El mercado de China, vital para las ganancias extranjeras, ha impuesto nuevas reglas que prohíben tramas sobre "derrocar al gobierno" o "romances de escuela secundaria". Esto pone en riesgo a series de acción política (como Code Geass o One Piece) y a las comedias románticas escolares. Dado que los estudios deben enviar el contenido meses antes para su revisión, esto obliga a modificar guiones enteros o arriesgarse a perder millones en ingresos.

Una producción insostenible: 80 millones por episodio
El reporte destaca un dato alarmante: producir anime es cada vez más caro. Mientras que un programa de variedades en Japón cuesta menos de 10 millones de yenes, un solo episodio de anime de 30 minutos oscila entre 20 y 50 millones de yenes. Para producciones de "calidad película", el costo puede dispararse hasta los 80 millones de yenes por episodio.
A esto se suma la escasez de mano de obra y los largos tiempos de producción (2 a 3 años), lo que dificulta recuperar la inversión rápidamente.

El regreso a la TV Abierta
Ante la inestabilidad de China y la saturación del streaming (donde éxitos exclusivos de Netflix a veces no logran el impacto cultural masivo esperado), las cadenas japonesas como TV Asahi y Fuji TV están apostando de nuevo por el anime en horario estelar (Prime Time).
La estrategia es clara: volver a crear fenómenos nacionales como Demon Slayer a través de la televisión tradicional para impulsar la venta de mercancía y licencias globales, compensando así la debilidad del yen y las trabas del mercado chino.