Reseñas
Esta reseña sobre Vanitas no Carte contiene spoilers. Si no has visto el capítulo, te recomendamos hacerlo y después regresar a leer la reseña.
Capítulo 8: “Catacombes”
Vanitas no Carte retoma su historia una semana más con la esperada reunión con Lord Ruthven. En el corazón de Altus Paris, el castillo de la reina, Vanitas y Noé son recibidos para obtener respuestas y saciar preguntas. Sin embargo, Vanitas destruye el diálogo injuriando a la reina para sacar la información que desea. Si bien Lord Ruthven actúa furioso y lo expulsa enseguida, las dudas de Luca confirman sus sospechas sobre la reina y su relación con los “malnomen”. Al fin, se revela que Lucius es el segundo en la línea del trono tras la reina, motivo por el que su vida corre peligro y es protegido por su tío.
En París, una semana después, el conde Orlok reacciona furioso al informe de Noé y Vanitas. Sin embargo, Dante y sus amigos “dhampiros” le facilitan información sobre un vampiro con “malnomen” que fue secuestrado. La única pista es una chapa que conduce a los “chausseurs”, los cazadores de vampiros de la Iglesia. En un primer intento, indagan las catacumbas de París, atestadas de turistas, pero no les proporcionan ninguna pista. Más tarde, Vanitas decide investigar de madrugada y es sorprendido por Noé, que quiere acompañarlo. Llegan a una catedral y toman los trajes de dos “chausseurs”, a los que amordazan. Enseguida, Vanitas lo conduce por un pasillo secreto y se mueven por las catacumbas ocultas al público. Allí, en una sala con calaveras de vampiros, los sorprende un paladín, Roland Fortis. Parece que este ha creído que son compañeros, pero entonces encierra a Vanitas y deja casi ciego a Noé, al que reconoce como un vampiro.
Análisis: Catacumbas, calaveras e inquisición
Vanitas no Carte se interna en las famosas catacumbas de Francia, tanto para enriquecer sus alusiones culturales como para servirse de ellas como metáfora de lo que yace latente en su historia. Viajar a las entrañas de la tierra, donde duermen las calaveras del pasado, se convierte también en un viaje iniciático a la verdad. En la oscuridad de los túneles se van a empezar conocer detalles sobre la antigua guerra entre vampiros y humanos, la delgada línea que existe en la paz y los auténticos orígenes de Vanitas. Mochizuki simula un camino inverso a la caverna de Platón, pues en lugar de salir a la luz, para desenredar los misterios, tenemos que descender a la oscuridad.
El logro de este París alternativo, ciudad de las flores, es a niveles culturales y estéticos una exquisitez. Esta ya aparece en el manga, pero el estudio Bones la refuerza con la magnitud visual del color y el movimiento. Por ello, añadir el París de las catacumbas da una visión de contraste tan atractiva como importante. Si nos quedamos solo con la ciudad de la superficie y la tarta “tatin”, no arañaremos la profundidad de la trama, la historia se queda en un mundo de pastel que puede producir hartazgo…Ya saben, esa sensación de haber tomado algo demasiado dulce, empalagoso. Además, la autora nos presenta las catacumbas de los turistas y las auténticas catacumbas, lo que refuerza la idea de ir descendiendo cada vez más a las entrañas de París. Recordemos que las grandes ciudades históricas son como cebollas, porque van construyendo lo nuevo en lo viejo, y las capas más profundas quedan siempre en el subsuelo. En este sentido, me parece un viaje muy acertado para conocer a Vanitas y los “chausseurs”.
Respecto a la aparición de Roland y los cazadores de vampiros, la puesta en escena no defrauda en absoluto. La adaptación del personaje es perfecta y la banda sonora que introduce a estos antagonistas- por el momento- en Vanitas no Carte resulta muy original, introduce elementos exóticos que encajan muy bien con los “chausseurs”.
Por último, en cuanto a la relación y el desarrollo de los protagonistas, Noé refuerza su personalidad, esa que combina momentos de inocencia con agudeza intelectual. De acuerdo a esto, sigue su propio instinto y se reafirma en su decisión de seguir a Vanitas, que cede incómodo. Obviamente, nuestro doctor sigue cerrando su verdadero ser a todos, pero la insistencia de Noé se va colando en cada pequeña oportunidad que surja.
A modo de conclusión
Vanitas no Carte ejerce un contraste entre la ciudad de las flores y la ciudad de las calaveras, donde yacen ocultos los secretos de París, la guerra entre humanos y vampiros y fragmentos de la historia del propio Vanitas. Para descubrir la verdad oculta, debemos ir hacia las entrañas de las catacumbas.
De nuevo, las alusiones culturales tienen la doble función de enriquecer el ambiente y la trama, además de estar muy bien escogidas. El episodio tiene una narrativa amena, entretenida; la puesta en escena de los “chausseurs” y la música que los introduce me resultan muy logrados, con tintes exóticos. Destaca también el desarrollo de la relación entre Vanitas y Noé, en especial, en lo que se refiere a la personalidad de este último. Noé es una combinación muy original entre la ingenuidad y la inteligencia. Su deseo por conocerlo todo lo atrae a Vanitas, y cuanto menos sabe, más desea investigar, comprender.