Reseña | Kono Oto Tomare! 2 - Capítulo 11

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Capítulo 11 (#24): Más allá de la respuesta correcta

Dos destinos se entrecruzan, uno por el gusto hacia el koto y el otro por querer encontrar su sonido en el koto. Un profesor y un alumno giran en esta relación, ambos embarcándose a su manera en la búsqueda del sonido individual del alumno. Los rezagos de su pasado cobran factura, fue un trajín el ser bueno en saber tocar sonidos ajenos, malo en hallarse en la música. Solo pudo seguir su camino cuando dejó de tocar el de otros, pero comprendiendo la calidez de la musicalidad de los que tocan de corazón. Maravillosa presentación.

Opinión del capítulo

La música sí que es increíble. Por fin sabemos el pasado de Mio y de su profesor, su relación más que otra cosa. Seguimos con estos viajes a través de las escuelas por medio de sus protagonistas, Hakuta no se quedó atrás en historia, aunque es algo mucho más individual, centrado más que nada en Mio, llegando a ser una “historia” de Hakuto como la “historia” de Mio, y se entiende pues excepción en Hakuto es Mio, dado que su escuela no tiene un cúmulo de talentos. Salvo unas escenas donde los personajes aparecen de lejos, lo visual como siempre cumple y la música como siempre tiene buen sonido.

Un profesor de matemáticas

Taishin Yamamoto, quien luego de acabar la universidad logró conseguir trabajo como profesor de matemáticas, lo que quiso. Al cabo de un tiempo le ofrecieron ser asesor del club de koto, oficio que aceptó y en el caul se fue preparando. Para los que hemos estudiado música, aunque se un breve momento, creo que es más patente la relación que hay entre las matemáticas y la música. Desde la antigüedad, tomando en referencia a Pitágoras, la búsqueda por la armonía fue buscada en la matemática y en la música, logrando asociarla por diversos motivos. Los tiempos, los ritmos, las ejecuciones, tienen una base matemática, las partituras pueden ser interpretadas como fórmulas matemáticas que sabiendo usarlas nos llevan a lugares y a respuestas inimaginables.

Hay varios matemáticos que tienen una afición por la música, logrando tocar ciertos instrumentos, como el caso del violín y el piano. Si bien nuestro profesor de Hakuto no toca instrumentos, quedó fascinado por esta matemática escondida en las partituras y en sus ejecuciones. No hay que saber tocar instrumentos para componer, simplemente sentir el sonido y saber en qué momento colocarlo, calcular en qué momento va la nota. Beethoven que quedó sordo o a punto de serlo, sin poder escuchar bien logró componer su famosa Novena Sinfonía. Las matemáticas son para la cabeza y la razón, la música es para el corazón y la emoción.

Don nato

Nos dejaron ver que desde niño Mio ha tenido la habilidad de “ver” los sonidos, saber tocarlos en un sentido menos paradójico. Que sepa en psicología hay un nombre para estos casos, pero no recuerdo el nombre (aplicable en personas que dicen poder oler colores, por ejemplo). Lo importante aquí es que es una cualidad que le permitió a Mio poder ser un tocador de koto, pues a él le agrada el sonido de koto, lo confesó. Quizá este don sea uno que algunos queramos tener porque carecemos de habilidad musical, pero también puede ser motivo de desgracias personales.

Caminante no hay camino…

Antonio Machado es muy aplicable en este capítulo por sus famosos versos. Mio ve las partituras como un camino que solo debe seguir porque es el camino que dirige la luz o donde hay luz, alrededor solo hay oscuridad. Eso generó un bloqueo creativo junto con la capacidad de poder “ver” los sonidos, pues el camino que ese “ver” le generaba no era el que él quería seguir, no tenía nada de su personalidad, no tenía lo que significaba ser Mio.

En cierta manera cuando Mio tocaba, por muy bien que tocara no podía ser él. Era como si estuviera sometido a la voluntad de los demás y no podía manifestar su voluntad, su sonido no fluía. Y eso era porque caminaba sobre otros pasos, su camino no lo forjaba él mismo, sino que recorría el sendero señalado. Uno solo puede hacer su camino cuando sale de la ruta trazada, algo así le dijo su profesor, que debía ir hacia esa zona oscura. Mio logró encontrar su sonido, no sin antes tener dificultades, porque entendió que se hace camino al andar.

Elecciones y miedos

Kierkergaard tiene dos libros llamados: El concepto de la angustia y La enfermedad mortal. ¿Qué tiene que ver estos dos libros con el anime? Pues permítanme explicar. En el primero menciona el miedo a la libertad y como esta está ligado a la elección, la libertad de elegir y no saber qué elegir por sus consecuencias. El segundo relaciona el miedo con la imposibilidad de poder ser uno mismo, es decir de no ser un yo, de no poder mostrarme como soy. Lo traigo a acotación porque siento que Mio, por lo visto en el capítulo, sufrió de estas dos cosas.

El profesor al decirle que debía salir del camino establecido, a la vez le daba la oportunidad de elegir seguir en el camino o de salir, tenía esas dos opciones, pero Mio siguió por el sendero trazado por el miedo que tenía a la oscuridad que había fuera del camino. Cuando este quiso dejar el koto lo quiso dejar porque no se veía a él en los sonidos, porque no podía relucir su yo, su personalidad y sus sentimientos, no podía manifestarse como era. De algún modo u otro esto le daba temor, porque no sentía que estaba en su lugar. Pero al final logró afrontar y resolver esas dificultades, halló una respuesta correcta para algo que no tenía una salida tan fácil.

Bueno, un muy buen capítulo que nos dejó ver la mente de Mio. La siguiente semana al parecer tocarán nuestros protagonistas o al menos darán comienzo a su presentación. Una pena que la madre de Hozuki se haya perdido la ejecución de Himesaka y de Hakuto, quizá le haya llamado la atención. Esperemos poder escuchar Tenkyu, de seguro nos emocionará.