Reseña | Dr. Stone – Capítulo 6

[bloques texto=’Esta reseña sobre Dr. Stone contiene spoilers. Si no has visto el capítulo, te recomendamos hacerlo y después regresar a leer la reseña.’]

Capítulo 6: “Dos países del mundo de piedra”

Esta semana en Dr. Stone, los recuerdos de Senku nos revelan el resto de misterios en torno al despertar de este y Taiju. Descubrimos así que fue Senku quien, tras averiguar el motivo de su “despetrificación”, llevó a la cueva de los murciélagos a Taiju con la esperanza de que despertara también de la piedra como hizo él. En el presente, Taiju pone la misma fe en su amigo que, milagrosamente, se recupera de la herida letal de Tsukasa. Sin embargo, Senku traza un plan y los tres amigos deben separarse. Por un lado, él tratará de convencer a la gente que lanzó las señales de humo; y, por otro, Taiju y Yuzuriha deben convencer a Tsukasa de que Senku está muerto y fingir que están de su lado para espiarlo.

Tras un enfrentamiento con Tsukasa, la joven causante de las señales de humo queda atrapada bajo el tronco de un árbol, pero Senku acude al estruendo y con un mecanismo de poleas, logra sacarla. Su agudeza e ingenio causan una enorme impresión en ella, que se presenta con el nombre de Kohaku.

Análisis: El reino de la ciencia versus el imperio de Tsukasa Shishio

En este nuevo capítulo de Dr. Stone, se abre el camino definitivo a una nueva etapa en la serie. Muchos son los momentos y aspectos que destacan en este episodio, pero ante todo, está vertebrado por dos temas: la profunda amistad entre Senku y Taiju, y la toma de decisiones de Senku y Tsukasa, clave de todo lo que está por venir.

Esto último no es algo que se pueda analizar por separado del resto de sucesos y acciones en el capítulo, ya que está integrado en cada mínima elección e impresión que causan los personajes a su alrededor. La rueda ha comenzado a girar en una guerra donde la ventaja estratégica es de Senku, porque Tsukasa no tiene siquiera conocimiento de que el conflicto continúa y su mayor enemigo sigue vivo. Sin embargo, desde nuestra perspectiva como espectadores, junto a nuestros tres defensores de la civilización, la escisión de la realidad en dos frentes antagónicos es evidente. Esto es, Senku inicia en solitario su andadura para crear el “reino de la ciencia”, mientras Tsukasa busca también poner en marcha su “imperio”. Sabemos, además, que ambos están programados para colisionar, por su naturaleza y porque es el objetivo de nuestro protagonista.

Por supuesto, antes de que estalle la guerra, estos reinos deben tomar forma. Por ahora, solo habitan en la mente de sus creadores; si bien, la bandera que crea Yuzuriha marca la primera prueba física de la existencia de un “reino de la ciencia”.

Senku y Taiju: fe y amistad

Sorprende y emociona la fuerte relación de Senku con sus amigos, especialmente, con Taiju. Las bases de su relación son de igualdad, ya que nuestro protagonista no se cree superior, sino en equilibrio junto a ellos. Se siente, en definitiva, parte de una amistad donde cada uno cumple su papel para lograr, como grupo, grandes objetivos. Pero, además de su humildad para reconocer esa dependencia mutua, sorprende porque es un científico realizando actos de fe. Sí, actos de fe basados en la confianza y la experiencia de una amistad profunda, un conocimiento previo de Taiju y Yuzuriha, pero siguen siendo actos de fe, dadas las circunstancias.

En este sentido, podría decirse que Senku es un ser lógico en todos los aspectos; y sin embargo, sí tiene fe en las personas que le importan y se arriesga por ellos. Es un aspecto maravilloso que no solo afecta a su personalidad, sino también a los demás. Al reconocer las habilidades de Yuzuriha y Taiju y confiarles misiones, aviva la llama de sus posibilidades y los hace creer en sí mismos, los impulsa a mejorar.

No podemos cerrar este apartado de Dr. Stone sin dedicarle atención a la maestría narrativa en la que han coincidido Senku en el pasado y Taiju en el presente. La superposición temporal a través de la imagen de la tormenta y el rayo cobra un enorme significado y está llena de intensidad y belleza. Ambos jóvenes tienen confianza en el otro y se necesitan, su fe y su admiración es recíproca. La escena de la despedida añade lo poco que faltara contar sobre su relación extraordinaria. Sin lágrimas, Senku agita la bandera y Taiju alza su puño en alto. Su amistad queda escrita en la fe que tienen el uno en el otro. (Por cierto, que a ese puño solo le faltaba una X en el antebrazo para que el guiño a One Piece fuese completo.)

Epifanía: Doctor Stone

Una epifanía se define como la manifestación o revelación de una gran verdad, y aunque suele monopolizarse para lo religioso, nos viene muy bien su uso en esta sección.

A través de los recuerdos de Senku, hemos sido testigos del esfuerzo y la constancia con los que aborda el problema de la petrificación. Es, por cierto, y como ya comenté, un aspecto más en el encanto de Dr. Stone, pues nos encarna un genio pero también el enorme valor y realismo que requiere la ciencia. La perseverancia y el trabajo, quedan así, ensalzados. La escena en la que nuestro científico usa su propia sangre para escribirse en el pecho la fórmula de la Teoría de la Relatividad tiene una relevancia absoluta. Hay pasión y frustración, lucha y un grito interior en ese gesto, en ese sello con sangre. En nuestro imaginario cultural, y es algo bastante universal, sellar con sangre un pacto tiene implicaciones muy poderosas. Además, no deja de ser paradójico y bello usar un ritual del mundo primitivo para ratificar el amor por el mundo de la ciencia.

En esta cadena de pensamiento y acción, Senku reflexiona y nos regala una serie de teorías sobre el origen de la petrificación en un molde cómico bastante gracioso. Sin embargo, el lado jocoso no le quita seriedad a las suposiciones. ¿Un ataque extraterrestre, un arma gubernamental que se descontrola o un virus que solo afecta a humanos y golondrinas? En su guerra abierta contra la fantasía de aquel mundo, deja la pregunta en el aire para centrarse en lo inmediato, que es resolver el enigma de la “despetrificación”. No obstante, cuando revive en el presente, gracias al poder curativo de dicho proceso, Taiju bromea y da con una teoría que deja sin palabras a Yuzuriha y Senku. El nombre que da título a la serie, Dr. Stone, es contemplar la posibilidad de que la petrificación hubiera sido concebida como una terapia médica y no como un arma contra la humanidad.

Kohaku, embelesada por el “caballero hechicero”

Sin duda, uno los momentos más impactantes están en el final de esta entrega de Dr. Stone. Al fin, hemos podido conocer a la misteriosa joven de las señales de humo y saber algo más de ella. Su enfrentamiento con Tsukasa nos revela sus rasgos llamativos occidentales, su brillante destreza con las artes marciales y su percepción primitiva del mundo.

En efecto, Kohaku interpreta la ciencia como magia y convierte a Senku en un “hechicero”. Sin embargo, es más interesante el error de cálculo de Tsukasa y la imagen de “caballero” que proporciona Senku a Kohaku al ser testigo de su sacrificio. Por un lado, Tsukasa se confía y decide dejar el asunto del pueblo primitivo y misterioso para otro momento, lo que le da a Senku una ventaja evidente en su acercamiento a estos humanos. Por otro, este se gana a la joven con sus acciones, primero, al proteger a Yuzuriha y, más tarde, al rescatarla a ella. Consecuentemente, Senku ya tiene reconocimiento y admiración por parte de uno de estos pobladores. Es el mejor comienzo posible para su objetivo.

En cuanto al diseño del personaje, me ha gustado bastante la dureza de su voz y su expresión, ya que encajan a la perfección con su carácter. Incluso han logrado un acento muy curioso y necesario, en realidad, para tapar un poco el único hecho no científico de la serie y que me causa cierto dolor: la nula evolución lingüística. Para explicarlo, necesito hacer spoilers, así que lo dejo para más adelante. Con todo, adelanto lo obvio: no se conoce una lengua que en 3700 años no haya evolucionado en absoluto. ¿Licencia narrativa para no dificultar los diálogos?

A modo de conclusión

Dr. Stone nos resuelve misterios que nos abren, a su vez, el camino a otras preguntas en este episodio. La lucha entre la fantasía y la ciencia continúa mientras que la civilización de Senku y el imperio de Tsukasa comienzan a germinar en un mundo en el que tendrán que colisionar más tarde o temprano.

La despedida de Taiju y Yuzuriha nos entristece, pero Senku nos arrastra en sus acciones y nos embelesa enseguida con su forma lógica y constante para hacer ciencia en un mundo de fantasía. Probablemente, los espectadores también estamos bajo ese árbol junto a Kohaku, enamorándonos de las acciones de nuestro científico.