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Reseña | Dororo – Capítulo 23
Pame26 20 junio, 2019
[bloques texto=’La siguiente reseña Dororo – Capítulo 23 contiene spoiler, si ya viste el capítulo por favor sigue leyendo, sino puedes verlo en cualquiera de las plataformas. Aviso, esta serie es algo gráfica, atractiva, curiosa y muy entretenida, te encantará seguir esta historia y recuperar las extremidades vendidas.’]
CAPÍTULO 23 “LA HISTORIA DE LOS DEMONIOS”
La lucha entre dos hermanos atraerá sangre, el dolor, la pérdida, la guerra y el dolor, serán claves para reconocer lo que es incorrecto, lo que es incorrecto y las acciones que todo ser debe realizar, con base a aquello que se aloja en nuestros corazones. Los beneficios no se obtienen de manera gratuita, todo acción requiere de un equilibrio, pues así como obtienes… de esa misma manera pierdes, el final está acerca y la verdad será aquella que debemos digerir, sea cual sea.
OPINIÓN CAPÍTULO 23
La lucha de nuestra historia como humanidad, se ha centrado en aquello que nos ha impulsado a la hora de hablar y actuar, pues entre la razón y el corazón, existe una brecha gigante que se llama terquedad… y bien es aquella que nos impide realizar el bien, pues creemos que aquello que se alojó con fuerza en nuestros pensamientos, es lo que en verdad se debe realizar. Para dejar más claro este punto que poco reconocemos, pero que a diario enfrentamos, nos muestran la fiera lucha entre Hyakkimaru contra Tahomaru y sus dos fieles seguidores, que se han hecho dueños de aquello que le pertenecía a Hyakkimaru, pero por una crianza bárbara, basada en falsos ideales de amor territorial y poder sobre los demás, se ha obstruido la razón. Ahora ellos luchan por lo que creen es de su propiedad por imposición, lo o que creen es de Daigo y se han olvidado de lo que realmente importa, hacer el bien con justicia y luchar hombro a hombro contra aquello que daña sus vidas ¡Los demonios!
Las mejores explicaciones surgen cuando más urges de ellas, pues el anciano Biwa Hoshi ha dictaminado lo que para Dororo y la madre de Hyakkimaru no lograban ver. Hyogo, Mutsu y Tahomaru ahora poseen las partes del cuerpo de aquel bebé que sobrevivió a la carnicería de los demonios y que estos en busca que devorarlo totalmente, se las ofrecieron a los tres crédulos que se encontraban en su santuario… esos que ciegamente dan su vida por las tierras de quién ocasionó todo esto en un inicio, Daigo Kagemitsu.
En aquella cruel y sádica batalla de pocos espectadores, el jinete de Hyakkimaru logra visualizar a su pequeña cría, descuido que le costó la vida… sin antes arrebatársela a Hyogo y Mutsu en un solo golpe, ataque devuelto por dos cuerpos moribundos. Una pérdida que apuñaló el corazón de Tahomaru, una herida que se abrió y dio paso a qué más odio entrará en él. Esta pérdida dejo una escena de tristeza, pues aquel caballo murió frente a su pequeña cría… Pero este no fue el único dolor de madre en aquel baño de sangre.
Ahora Hyakkimaru recupero sus brazos, aquellos que le impedían tocar, palpar y sentir con sus manos la compañía, la naturaleza y lo que tenía vida. Pero su madre, aquella misma que lo amo aún en el precario estado en que nació, le ha implicado calma, pero su segundo hijo se ha negado a la razón y ha dado cacería a su hermano mayor, quien sin explicación huyó de la escena ¿Quizás no quiere recuperar sus ojos de esa manera? Tal vez sí, pues con ello acabaría con una vida, un familiar, un hermano. Pero aun así, la batalla se libra entre ellos dos y queda claro que solo debe haber un ganador.
Aquella prosperidad que disfrutó el pueblo de Daigo, ha sido y será súper una fragilidad, un espejismo, pues ha sido conseguida con sangre, con un inocente e injusto sacrificio. Pero entre la balanza de una vida por la felicidad de muchas otras… sigue ganando prevalecer la vida de esa persona, y no me mal entiendan, es solo que aquella vida fue entregada a los seres que ocasionan las desgracias en esta tierra, fue simplemente un sacrificio a sangre fría (aclarando que en nuestra historia bíblica existe un sacrificio… pero noten la diferencia).
Aquella reflexión que construyeron la madre de Hyakkimaru, el anciano Biwa Hoshi y Dororo, no ha dejado claro el punto que se debió tomar y el que deben tomar, el que debemos tomar todos, pues las cosas no.se solucionan por solo esperar que otros las hagan, cada uno debe ejercer su acción y con ella crear el bien general… pero es una enseñanza algo tardía para quien vendió a su primogénito a los demonios, para la mujer que no luchó contra ello, para un hijo que intenta elevar las enseñanzas de su padre y para un ser que lo perdió todo y que con su propia fuerza y dolor, ha recuperado poco a poco lo que es de él… esa es la acción, actuar por lo que deseas y recordar siempre en que beneficia y afecta a los demás.
El camino que tomes y los desvíos que te impongan la vida, conectarán todos para encaminar te a aquel destino que estuvo predeterminado y marcado para ti desde tu nacimiento, esa es la verdad, esa total verdad que se debe digerir. Hyakkimaru enfrenta una batalla a muerte con su hermano menor Tahomaru, pero en aquella lucha de poder, la verdad es una sola. Las decisiones que se tomen en ese momento, serán cruciales, pues definirán si estos dos hermanos se convierten en demonios o no. Aun así los roles son claros, Daigo va en marcha a enfrentar la guerra, Jukai tiene clara cuál es su acción en esta batalla, la madre de Hyakkimaru entiende que su presencia es fundamental y Dororo le reza a la vida para que Hyakkimaru reaccione, no manches su corazón, abandone el odio y se quede junto a su mejor compañía… pues ambos tienen un camino muy largo por recorrer y una vida que compartir.
