Reseñas
[bloques texto=’¡Advertencia! Esta reseña sobre Fruits Basket capítulo once contiene spoilers. Si aún no has visto el episodio, te recomiendo que vayas a checarlo y después regreses a leer la reseña.’]
Esta es una maravillosa posada
Un mes ha pasado desde San Valentín y es tiempo de que se regrese el favor. Es por ello que Momiji decide obsequiarle un viaje a una posada de aguas termales a Tooru. Una llamada pone en evidencia que Tooru dejo de pagar una factura escolar para solventar el gasto de los chocolates. Al juntar esto, con una historia narrada por Momiji, Kyou acepta ir al viaje como su regalo del día blanco para Tooru. El viaje a la posada resulta muy placentero e incluso le da la oportunidad a Yuki de entregar su propio obsequio, un listón para el cabello. Es momento de volver a casa, pero una noticia importante es revelada: a partir del siguiente semestre, Momiji y Hatsuharu asistirán a la misma preparatoria que Yuki y el resto.
‘El viajero más tonto del mundo’
Esta semana, Fruits Basket capítulo once, nos regala una de las reflexiones más lindas dentro de esta serie. Y es que, muchas veces olvidamos que los actos de desinterés también merecen cierta retribución. Para ser completamente justos, no podemos pensar en personas reales teniendo un nivel de bondad similar al de Tooru. Pero esto no significa que no existen aquellos que son felices dando todo por otros. Aunque esto no es necesariamente un problema, se vuelve uno cuando se da por sentado estas acciones. Porque darlo por sentado es el inicio del abuso. La historia narrada por Momiji es un ejemplo de esto, aunque llevada al extremo. Aquel viajero dio todo lo que tenía porque nunca pensó que estuviera siendo engañado. Incluso derramo lagrimas ante el primer acto de retribución que le dieron. Sinceramente aquel viajero no era tonto, era bondadoso y carecía de maldad.
Desde la primera vez que escuche esta historia me he sentido terriblemente apenada. Porque es una pena que la historia sea contada como una burla, recuerden el título del libro que la contiene. Y es más penoso que hubo quienes le hayan encontrado gracia a la historia. Me hace reflexionar en lo que hemos perdido; nadie nos enseña a retribuir la bondad, nos enseñan a imitarla y/o agradecerla, pero nunca a retribuirla. Porque son actos sin interés, porque quien los hace no espera nada a cambio; sin embargo eso no significa que debamos solo darlo por sentado. El despiste de Shigure y el resto, con respecto al dinero de los chocolates que recibieron, es una prueba de como es fácil dar por sentado la amabilidad. Es extremadamente sencillo sentirse agradecido por una acción, tanto que a veces se olvida lo que se tuvo que sacrificar por ello.
El día blanco es para regresar el favor
No es mi intención ponerme moralista y hablar del deber y la retribución. Sin embargo es inevitable pensar en ello al ver este episodio. En Japón hay tradiciones que difieren con las que tenemos en este lado del hemisferio. Un ejemplo es San Valentín y su contra parte el Día Blanco. Estas son fechas tan significativas que no es extraño encontrar este tema en muchas historias. Pero Fruits Basket capítulo once lo aborda de una manera muy especial. Según la tradición, el día blanco es para que los chicos que recibieron un obsequio en san Valentín, regresen el favor. La característica más especial de este día es que el ‘favor’ debe ser devuelto al triple. Este quizá no sea un dato tan conocido, pero lo sacó a colación porque influye mucho en este episodio. Y no, no es porque literalmente a Tooru se le haya dado el triple.
En resumen el regalo no importa, lo que importa es la intención. En el subtítulo anterior les hable de la retribución, y el día blanco es la perfecta ejemplificación. Quien recibe, en algún momento debe regresar lo que obtuvo. En efecto, Tooru da a manos llenas sin esperar pago alguno. Sin embargo Momiji comprende un punto importante de ello: esa acción, dar y no esperar, no es un don de cualquiera. En lugar de ser parte de aquellos que se aprovechan de la bondad, él opta por ser quien la proteja. De hecho sus palabras tiene la virtud de calar hondo en todos, llegando a la conclusión: no tonto, es algo preciado. La gran reflexión en la que debemos pensar es sobre esto: ¿estamos retribuyendo la bondad que nos han dado, o somos quienes nos estamos burlando de esa bondad?
Comentario final
Antes de cerrar esta reseña les contare algo, cuando vi por primera vez esta serie hace años, honestamente creí que este episodio era un relleno bonito. En mi cabeza solo se había grabado que todo fue un bonito pretexto para que Yuki se luciera dándole un obsequio a Tooru en las aguas termales. Fue hasta que leí el manga, y de nuevo con este remake, que comprendí que ‘los regalos’ fueron los verdaderos pretextos para regalarnos tan bella reflexión. Ya se los dije antes y lo repetiré, Fruits Basket es un anime que incita a reflexionar en diversos temas, su principal: la soledad. Sin embargo no quiten el dedo del renglón, ya observaron que la bondad y la retribución también tienen su aparición.
Aunque doy un trato especial a la narrativa no crean que no aprecio el visual. Este remake ha sido hasta ahora una obra con excelente animación, lleno de vivos colores. El cambio de estilo al contar el cuento ha sido especialmente hermoso de ver.
En fin, antes de cerrar esto ¿Qué piensan de la dueña de la posada? Sin duda es una mujer muy peculiar y bastante intensa. Como ya se dijo ella no es parte del zodiaco, pero su hijo si lo es. Lo único que les adelantare es que comparte muchas similitudes con su madre, así que seguramente nos reiremos un poco cuando haga aparición.
Finalmente, les recuerdo que el siguiente capítulo estará a cargo de Miyu Hikari, y yo volveré para el trece. Ahora sí, díganme: ¿Qué les ha parecido este episodio? ¿Se esperaban que Momiji fuera de la edad de Haru? ¿Qué opinan de las descripciones de Tooru para cada príncipe Souma? En lo personal concuerdo con Kyou y Momiji pero con Yuki no puedo, si Yuki es amable Shigure será Buda.