Cultura Otaku
En recientes horas, se ha viralizado el mensaje que una mujer, de manera anónima, dejo en un blog que se dedica a ayudar a las personas con problemas familiares. Dicha publicación es para quejarse sobre el juego Princess Connect!.
La mujer acusa al mencionado juego de estropear su relación marital puesto que, a partir de que su esposo descargo Princess Connect!, poco a poco se ha ido haciendo adicto a este e incluso ha gastado miles de yenes en comprar accesorios para los personajes.
La mujer escribe lo siguiente en el blog:
Tengo 29 años, mi esposo tiene 35 y tenemos un hijo de 4 años.
Conozco muy poco sobre el juego de Puricone (Princess Connect), lo he visto anunciado en algunos comerciales e incluso llegue a pensar que era un juego para pervertidos debido al exagerado uso de personajes infantiles en atuendos bastante reveladores.
Por supuesto, al momento de pensar eso, jamás imagine que mi esposo tendría ese juego descargado en su smartphone.
Poco después, me entere que mi esposo era un aficionado empedernido de este juego y comenzamos a discutir debido a que él se gastaba alrededor de 100,000 yenes únicamente en eso, dejando a un lado sus responsabilidades.
Antes era un padre responsable, pero ahora ya ni siquiera se preocupa por su hijo.
Lo peor llego después cuando en su computadora encontré una carpeta con cientos de fotos de los personajes de Princess Connect, algunos de ellos bastante desagradables.
Por lo que se puede ver en el trailer del juego, los personajes son estudiantes de secundaria y es bastante incomodo estar casada con un hombre que, a su edad, este obsesionado con aficiones l*licones. Ya no puedo verlo ni tratarlo como mi esposo.
Princess Connect! es un videojuego de rol japonés desarrollado por la compañia Cygames. El juego se lanzó el 18 de febrero de 2015 y finalizó el servicio en junio de 2016. Poco después se anunció una secuela titulada Princess Connect! Re: Dive el cual cuenta con una adaptación animada estrenada el pasado 6 de abril y que actualmente se encuentra en emisión.