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El Episodio 10 de “Dragon Ball Daima” no solo trajo consigo revelaciones impactantes sobre personajes emblemáticos como el Supremo Kaio Sama y los secretos del multiverso, sino también un inesperado momento de humor que ha dado mucho de qué hablar entre los fans. Este episodio, fiel al espíritu irreverente de la franquicia creada por el legendario Akira Toriyama, combina el avance narrativo con un guiño cómico que recuerda a los orígenes del autor como mangaka de comedia.
En el episodio anterior, vimos a una joven Bulma admirar su rejuvenecido rostro infantil en la ventana de la nave de Hybis. Este momento desemboca en un intercambio que, aunque inocente al principio, da un giro inesperado. Hybis, con su naturaleza directa, elogia a Bulma y le propone que sea su novia, lo que provoca la evidente molestia de Vegeta, esposo de Bulma.
En una discusión que mezcla celos y orgullo Saiyajin, Vegeta declara que tanto él como Bulma deben recuperar sus formas adultas. Sin embargo, Hybis, en su característico estilo frontal, realiza una observación que toma a todos por sorpresa: sugiere que la verdadera razón por la que Vegeta quiere que Bulma vuelva a ser adulta es porque él tiene una preferencia muy específica por las “grandes curvas”.
La reacción de Vegeta, marcada por la vergüenza y la furia, no hace más que confirmar las palabras de Hybis. Incluso Pícoro, siempre el observador perspicaz, parece dar algo de crédito a esta afirmación, mientras Vegeta intenta cambiar el tema desesperadamente. Curiosamente, Bulma no responde a esta revelación sobre los gustos de su esposo, dejando en el aire una mezcla de humor y desconcierto.
Este momento, aunque controvertido para algunos, se alinea perfectamente con el tono juvenil y jocoso que caracteriza a Dragon Ball. Akira Toriyama siempre ha incorporado este tipo de humor en su obra, desde los primeros días de la franquicia. Si bien esta escena puede generar debates sobre su idoneidad en una serie dirigida a un público más joven, también refuerza el lado humano de Vegeta, mostrando que incluso el orgulloso Príncipe de los Saiyajin no está exento de pequeñas vulnerabilidades.
Fuente: ComicBook Resources
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