Cultura Otaku
Una noticia de 2017 que involucró a la subcultura de los “trapitos” en China ha resurgido y se ha vuelto tendencia en los foros de comentarios japoneses, generando una nueva ola de debates y reacciones. La controversia original gira en torno a un incidente donde un seguidor adinerado descubrió que su streamer favorito, quien se presentaba como un “trapito” en sus transmisiones en vivo, era en realidad una mujer biológica. Este descubrimiento llevó al seguidor a acusar de fraude a la streamer, quien había cultivado una gran base de fanáticos bajo la premisa de ser un hombre disfrazado de mujer.
En el incidente, que se desarrolló hace siete años en China, el seguidor en cuestión había sido un fan devoto durante años, invirtiendo grandes sumas de dinero en regalos para la streamer. Sin embargo, su devoción se derrumbó cuando solicitó que la streamer cantara una canción militar con voz masculina, y esta no pudo cumplir con la petición. Esto hizo que el seguidor sospechara que el “trapito” era en realidad una mujer, lo cual confirmó más tarde, llevándolo a presentar una denuncia por estafa ante las autoridades.
La noticia causó un gran revuelo en la comunidad de “femboys” en China en su momento, provocando que varias figuras prominentes del medio, como CC-chan (CC醬) y Xuan Mo Bao Bao (軒墨寶寶), conocido como “el primer “trapito” de China”, tuvieran que salir a defender su identidad masculina. Ambos emitieron declaraciones en redes sociales asegurando que, a pesar de su apariencia extremadamente femenina, eran “hombres auténticos”. Sin embargo, esta defensa no fue suficiente para calmar las aguas, ya que los fanáticos exigían pruebas más allá de simples palabras.
Este antiguo incidente ha captado nuevamente la atención de los internautas japoneses, quienes han comenzado a discutir la autenticidad de los “trapitos” en sus propios foros y plataformas de comentarios. En Japón, donde la cultura del “otokonoko” también ha ganado popularidad, muchos usuarios se preguntan si situaciones similares podrían ocurrir en su propio país. Las reacciones han sido mixtas, con algunos defendiendo el derecho de los streamers a presentarse como deseen, mientras que otros expresan preocupaciones sobre la transparencia y la honestidad en estas comunidades.
A medida que la discusión se intensifica, algunos miembros de la comunidad “otokonoko” en Japón han comenzado a emitir sus propias declaraciones para reafirmar su identidad y evitar malentendidos. Sin embargo, como sucedió en China, las declaraciones verbales pueden no ser suficientes para apaciguar a todos los seguidores, quienes ahora están más atentos y críticos que nunca.
Fuente: Hachima Kikou