Japón
Mientras el monstruo promocional que por el momento representa la franquicia animada de Kimetsu no Yaiba continúa avanzando a medida que la película Kimetsu no Yaiba: Mugen Ressha-hen continúa con recaudaciones multimillonarias, los fanáticos están teniendo dificultades para mantener al sí con la avalancha de productos basados en la franquicia. Jugar con el Tamagotchi de Kimetsu no Yaiba con una mano, mientras sostienes la réplica oficial del arma de Tanjirou Kamado en la otra, mientras te tiñes el cabello con el tinte púrpura oficial de la franquicia y disfrutas un okonomiyaki oficial deja, claramente, poco espacio en la cuenta bancaria.
Quizás es por eso que un fanático de 35 años en Kioto fue arrestado el pasado 16 de noviembre después de que las cámaras de seguridad de las tiendas de conveniencia lo atraparon abriendo paquetes de llaveros de personajes de Kimetsu no Yaiba, antes de comprar el que tenía su favorito.
Como muchas baratijas con temática de anime que se venden en tiendas de conveniencia y supermercados en Japón, los paquetes a menudo no muestran el contenido, por lo que el comprador obtiene un producto al azar de la línea anunciada en la etiqueta. En este caso, hay diez llaveros diferentes que pueden coleccionarse, cada uno representando a uno de los personajes de los “Pilares de los Cazadores de Demonios”.
El incidente ocurrió alrededor de las 22:00 horas del 8 de octubre en el Barrio Kamigyo, cuando el trabajador de una construcción supuestamente entró a la tienda y procedió a romper tres de los paquetes uno por uno, dejando los bienes dañados valorados en 660 yenes (aproximadamente 6.36 dólares) cada uno en el estante.
Después de que la policía lo localizó, les dijo que lo hizo porque estaba buscando a su personaje favorito, Shinobu Kochou, la Pilar Insecto. Los fanáticos más apegados a la franquicia quizás justificarán el sacrificio que tuvo que hacer el sospechoso para conseguir el artículo que buscaba, o quizás simplemente quería ahorrarse el gasto.
Los comentarios en redes sociales naturalmente expresaron indignación por el hecho, principalmente porque fue realizado por un hombre adulto con trabajo remunerado que decidió rebajarse a niveles tan infantiles. Sin embargo, otros afirman que cobrar 660 yenes por un llavero plano de plástico y una cadena, y ni siquiera dejar que la gente elija el que quiere, es una práctica injusta. Si bien es claro que esto es parte de la emoción del “azar”, no estaría de más que el precio fuera reducido un poco, expresaron.
Fuente: Kyoto Shimbun
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